De acuerdo con el comunicado emitido por Slow Food Internacional, crecen notablemente las áreas geográficas implicadas en un lanzamiento oficial de la campaña a nivel local y nacional.
“Tras haber alcanzado recientemente las costas de América del Norte (Slow Fish Canadá, Slow Fish Nueva Inglaterra y actividades de Slow Fish en México); así como de otros países europeos como Francia, la campaña se pone en marcha ahora en Turquía. Del 17 al 20 de octubre se realizará Slow Fish Estambul, evento de cuatro días que reunirá en esa ciudad a alrededor de 80 pescadores, cocineros y académicos, así como delegados de más de 10 países.
“El objetivo es analizar el impacto de las prácticas y políticas actuales de pesca en el mar Mediterráneo, además de encontrar y proponer formas de protección del Bósforo y de otros ecosistemas marinos interiores. Slow Fish Estambul es resultado de la campaña local que lleva a cabo el Convivium Fikir Sahibi Damaklar, enfocado a proteger el pescado más solicitado y simbólico de Estambul: el lüfer, el ‘sultán de todos los peces’, como se conoce a la especie más característica del país. Las malas prácticas de los pescadores han puesto en peligro esta especie”.
Pescadores, académicos, cocineros, estudiantes y diversas organizaciones apoyan este movimiento mundial que busca una mejor gestión de nuestro planeta a partir de un enfoque territorial que fortalezca las economías y culturas locales; la soberanía y la seguridad alimentarias.
MÉXICO VA AL PASO
Agrega que si bien México no ha puesto en marcha una campaña nacional de Slow Fish, se ha organizado una serie de eventos relacionados con el tema a principios de este año, como un viaje Slow Fish y una sesión de cata Slow Fish con los mejores chefs del país, comprometidos a cocinar con pescado sostenible a partir de la filosofía Slow Food.
En ese sentido, uno de los eventos más relevantes ha sido el Primer Laboratorio del Gusto Slow Fish-Slow Food México: “Desde las aguas de las Reservas de la Biosfera hasta tu plato”, un encuentro sin precedente en nuestro país, realizado hace unos meses en la Universidad del Claustro de Sor Juana.
Bajo la guía y la convocatoria de la chef Alicia Gironella De’Angeli, presidente del movimiento Slow Food en México, cocineros de la talla de Enrique Olvera, Federico López, Enrique Farjeat, Lula Martín del Campo, Gerardo Vázquez Lugo, Lucero Soto, Rubi Silva, Josefina Santacruz, Elsa Kahlo, Ángel Vázquez, Zahie Téllez, Pedro Abascal y Pedro Martín participaron en una jornada de talleres y conferencias enfocadas a difundir la riqueza de los productos del mar y la tierra mexicanos, realzados en sus virtudes culinarias, nutricionales; en la suma de historias, anécdotas, influencias y encuentros que establecen en el imaginario colectivo de distintas zonas de México, en una relación tendiente a desgastarse ante la falta de conocimiento de las nuevas generaciones.
El comunicado emitido por Colectividad Razonatura AC advierte que el Primer Laboratorio del Gusto Slow Fish-Slow Food México tuvo como propósito de promover y difundir el consumo de pescados, mariscos y otro tipo de productos sustentables; así como dar a conocer las iniciativas de conservación ambiental que se asocian a las actividades de los productores.
“Fue la ocasión para el lanzamiento de las Marcas Colectivas de la Langosta Chakay de las Reservas de la Biosfera de Banco Chinchorro y Sian Ka’an y la Trucha Michin de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca.
“La creación de las dos marcas culmina un intenso proceso en el cual Razonatura AC, en sinergia con CONANP, CONABIO, SEMARNAT, CONAPESCA e instituciones de investigación nacionales e internacionales, ha acompañado respectivamente a los productores de la Integradora de Pescadores de Quintana Roo y a los de la Unión Acuícola Pro-Monarca en Michoacán en el registro de la identidad de origen de sus productos en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), bajo el compromiso del respeto de estrictas reglas de calidad en la pesca, acuacultura y comercialización que garantizan a esa langosta desde 2008, y esa trucha desde 2012, como dos productos sustentables que contribuyen a la conservación de su ecosistema”.
LA ESENCIA DE SLOW FISH
En su manifiesto en torno a esta propuesta, Slow Food advierte que tanto para la pesca, como para la agricultura, la organización cree firmemente que toda persona, cada una en la medida de sus fuerzas, puede contribuir a bloquear los engranajes de un sistema alimentario globalizado y asentado en la explotación intensiva de los recursos.
“Redescubrimos gustos olvidados, diferentes, sabores que el mercado globalizado empuja hacia la desaparición, recetas nuevas o actualizadas. Tratamos aun de recuperar los saberes tradicionales de las comunidades de pescadores, frecuentemente menos alejadas de lo que pensamos de las prácticas de pesca antiguas, de los estilos de alimentación de generaciones precedentes, de los recursos conocidos y desconocidos custodiados por los ríos, los lagos y los mares. Todos ellos elementos que forman parte de nuestra historia y de nuestra identidad”.
Resalta que animados por este espíritu, la campaña internacional Slow Fish multiplica iniciativas que valorizan a los protagonistas de la pesca artesanal y a las especies menospreciadas, y que estimulan una reflexión sobre el estado y la gestión de los recursos ícticos, reflexión que no puede sino partir de lo local si quiere tener alguna posibilidad de éxito.