En un intento por zanjar la discusión respecto del espionaje del gobierno de Estados Unidos al candidato y presidente electo Enrique Peña Nieto, en 2012, dice el secretario de Relaciones Exteriores de México, José Antonio Meade Kuribreña que “no es un asunto que merezca explicaciones, sino investigaciones que deslinden responsabilidades”.
Lo dijo el martes 15 de octubre durante su comparecencia ante la Cámara de Senadores y lo ha dicho en entrevistas a diferentes medios de comunicación: “Fuimos claros y contundentes al exponer nuestra inconformidad con una visión de la frontera que no corresponde a una zona donde transita el 70% de los intercambios bilaterales. También lo fuimos al exigir una investigación y un deslinde de responsabilidades por presuntos actos de espionaje”.
Antes, cuando José Cárdenas le entrevistó respecto de la respuesta mexicana a lo que se conoció por filtraciones hechas por el ex analista de seguridad estadounidense Edward Snowden dijo que: “la respuesta mexicana fue tanto seria y madura, como firme y clara a través de la cual se reprobó la acción y se exigió una investigación al respeto, ya que representa un ilícito”.
Muy probablemente así haya sido. Y muy probablemente el gobierno de Estados Unidos recogió el tímido reclamo mexicano y lo guardó en el cajón de los ‘sin respuesta’.
Porque la solicitud de ‘investigaciones y deslinde de responsabilidades’ ocurrió sólo después de que, por el mismo tema, el gobierno de Brasil hiciera un reclamo vigoroso y exigente y que amenazara con cancelar la visita de la mandataria a Estados Unidos. Solo entonces la Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo que había enviado ese reclamo, digamos en ‘si, mayor’. Pero hasta ahí. En realidad también porque no estaba entre las prioridades del presidente Peña Nieto que, por entonces, 5 de septiembre, acudiría a la reunión del G-20 en San Petersburgo, Rusia.
No va a ocurrir tal aclaración ni investigación ni deslinde de responsabilidades por parte del gobierno de Estados Unidos. Esto es así, y lo afirman allá mismo, porque no tienen por qué hacerlo, porque están atentos a problemas internos que rebasan estas ‘inconformidades controladas’ y porque ellos “están en lo suyo”…
Pero nosotros no estamos en lo nuestro. No desde la Secretaría de Relaciones Exteriores. Y ni siquiera hemos puesto el dedo en el renglón, por lo menos, para dejar clara la posición mexicana, como sí lo hizo la misma señora Rousseff en Naciones Unidas en septiembre pasado cuando sacudió el atril mundial y criticó el espionaje diplomático y económico por parte de Estados Unidos, algo que consideró “una violación de la soberanía de su país y que se trata de una afrenta y una falta de respeto que no puede justificarse en la lucha contra el terrorismo.”
Así que México se quedará sentado, esperando los resultados de la investigación y el deslinde de responsabilidades por parte de EUA. Al final esto pasará al anecdotario de las relaciones entre ambos países y de la incapacidad para exigir respeto a los mexicanos, no sólo al gobierno en turno.
Lo que sigue es aprender la lección y ser más cautos en lo que se dice desde la SRE. Y sigue que se aprenda la lección: la política exterior de un país no debe confundirse con una costosísima oficina de Relaciones Públicas para promocionar una “Marca México” tan insospechada como indescriptible.
Y sigue aprender la lección de que sean profesionales de la materia quienes ocupen los puestos para los que han sido asignados. Y la política exterior es un asunto muy serio que debe estar en manos de profesionales de la política exterior;
…Muchos hay en la Secretaría de Relaciones Exteriores, muchos en las escuelas de tema internacional o diplomacia: quizá ellos si puedan posicionar a México en mejores condiciones de participación, en mejores condiciones de ventaja para nuestro país y de cuidado y espeto para los ciudadanos y trabajadores en un ambiente de cordialidad hacia el país mexicano.
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No se ven nada bien los ‘feos’ que le ha hecho el presidente Enrique Peña Nieto a su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Ya se sabe por un priísta ideólogo, Jesús Reyes Heroles: “La forma es fondo” y dejar con la mano extendida a un colaborador en por lo menos dos ocasiones y en público de toda la gente, pues nada, que es señal de fragilidad institucional.