BUENOS AIRES. La producción agrícola de Argentina sufrió enormes cambios con la llegada de los cultivos modificados genéticamente en 1996. Un país famoso por la calidad de la carne de sus vacas alimentadas con pasto es hoy una nación productora de soja, maíz y algodón. La producción de soja se ha triplicado y ha convertido a Argentina en el tercer productor mundial. Pero los pesticidas que impulsan este auge no están bien controlados y son usados de maneras que violan las leyes.

 

Ahora médicos y científicos temen que las sustancias químicas puedan estar detrás de un aumento en la incidencia de cáncer, defectos de nacimiento y otros problemas de salud.

 

Aixa Cano, una niña tímida de 5 años que vive en el Chaco, una de las provincias más pobres de Argentina, nació con verrugas peludas en todo el cuerpo, una enfermedad que su madre atribuye al agua contaminada con pesticidas.

 

 

 Argentina Agrochemicals

 

Fabián Tomasi, de 47 años, nunca usó equipo protector al llenar los tanques de los rociadores de las sustancias químicas. Hoy padece de polineuropatía, un problema neurológico que lo tiene raquítico, y al borde de la muerte.

 

La compañía Monsanto, una de varias firmas que venden pesticidas a Argentina, dice que está trabajando con el gobierno y los agricultores argentinos para promover un mejor uso de los pesticidas. Pero una investigación de la Associated Press comprobó que los argentinos usan más del doble de los pesticidas que usan los estadounidenses por hectárea, lo que ha transformado al país en un laboratorio de lo que puede pasar con los cultivos genéticos.

 

 

 

En el país, los pesticidas han sido aplicados cuando sopla el viento, lo que baña viviendas y escuelas de sustancias tóxicas y contamina el agua. Los peones del campo mezclan las sustancias químicas sin supervisión, en zonas pobladas y sin equipo protector. La gente almacena agua en contenedores de pesticidas descartados, lo que pone en peligro la salud de sus familias.

 

El Ministerio de Agricultura dice que los crecientes reclamos de reformas provienen de gente que no entiende bien el impacto de los agroquímicos.

 

Los médicos dicen que las nuevas normas no bastarían. Piden mejores controles del rociado y que se investigue si hay alguna relación entre el uso excesivo de agroquímicos y los problemas de salud, algunos de los cuales casi no se veían antes de que el país adoptase este nuevo modelo de cultivos.