Las autoridades francesas manifestaron hoy formalmente, su profundo descontento por el espionaje a que fueron sometidas las comunicaciones emitidas en el país por Estados Unidos, a los que reclamaron explicaciones precisas y, sobre todo, el fin de unas prácticas que consideran inaceptables entre aliados.

 

“Es inverosímil que un país amigo, que un país aliado como Estados Unidos, pueda espiar hasta ese punto tantas comunicaciones privadas, algo que no tiene justificación estratégica o de defensa nacional”, se indignó el primer ministro, Jean-Marc Ayrault.

 

“Estados Unidos tiene que responder y no con respuestas evasivas, sino con respuestas claras que justifiquen las razones por las que esas prácticas se llevaron a cabo y, sobre todo, creando las condiciones con transparencia para que se ponga fin”, añadió Ayrault en declaraciones a los medios franceses durante un desplazamiento oficial en Dinamarca.

 

Reaccionaba así a las nuevas revelaciones de “Le Monde”, que citando documentos de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) sustraídos por su exagente Edward Snowden, explicó que sólo durante 30 días, entre diciembre de 2012 y comienzos de 2013, se interceptaron 70,3 millones de comunicaciones emitidas desde Francia.

 

El diario, que destacó así el carácter “masivo” de ese espionaje, indicó que los principales objetivos de la NSA en Francia no se limitaban a sospechosos de tener vínculos con actividades terroristas, sino que entre ellos también había empresarios y otras personas vinculadas al mundo de los negocios, así como políticos y funcionarios.

 

El dispositivo consistía en la grabación automática de las conversaciones o los mensajes en cuanto se activaba un número dentro de una lista seleccionada.

 

Los servicios estadounidenses capturaban también SMS desde el momento en que incluían ciertas palabras clave, además de guardar el registro histórico de las conexiones de cada interlocutor sujeto a vigilancia.

 

“Le Monde” puntualizó que Francia no ha sido el país más espiado por el número de comunicaciones intervenidas por Estados Unidos, ya que en Europa Alemania y el Reino Unido le superaban. En este último caso, sin embargo, esa vigilancia se hizo con el asentimiento de las autoridades británicas.

 

La información provocó que el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, convocara esta misma mañana al embajador de Estados Unidos en Francia, Charles Rivkin, para que diera explicaciones al jefe de su gabinete.

 

Una convocatoria que sirvió para recordarle a Rivkin que “este tipo de prácticas entre socios es totalmente inaceptable y que tenemos que asegurarnos de que han cesado”, según el portavoz del departamento de Exteriores.

 

El portavoz también añadió que se le pidió al embajador “una respuesta tangible en el plazo más breve a nuestra preocupación”.

 

Una primera ocasión para recibir esa respuesta será la entrevista, programada con anterioridad a esta nueva polémica, que se celebra mañana a primera hora en París entre Fabius y el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y que debía dedicarse “esencialmente” a la situación en Siria.

 

El encuentro entre los dos jefes de la diplomacia finalmente también servirá para abordar la cuestión del espionaje, según reconoció el departamento francés de Exteriores, que no va a organizar una conferencia de prensa en la que quedarían expuestos a preguntas incómodas.

 

Otro ministro francés con competencias en temas de seguridad y de servicios secretos, el de Interior, Manuel Valls, consideró hoy “chocantes” las nuevas informaciones de “Le Monde”, y en particular “totalmente inaceptable” que empresarios o políticos franceses, pero también conversaciones privadas, hayan sido objeto de escuchas.

 

“Si un país amigo, si un país aliado, espía a Francia o a otro país europeo, es totalmente inaceptable”, reiteró Valls.

 

El titular francés de Interior indicó que sus servicios tienen “una relación muy estrecha” con el espionaje estadounidense, por ejemplo en la lucha contra el terrorismo, pero admitió que no les informan de las escuchas que llevan a cabo en Francia.

 

Una forma de presionar sobre Washington sugerida por París sería en el marco europeo, y en concreto en las negociaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos para las que ya se creó en julio pasado, a instancias de Francia, un grupo de trabajo sobre la protección de datos.

 

La intención francesa es que ese tema se discuta entre los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la cumbre de esta semana.