¿La ambición ha tomado lo mejor de Greenwald? ¿Es ésta una táctica del Estado Profundo para cooptar una voz crítica?
Esas preguntas retomó Cryptome la semana pasada, luego de que se informó que Glenn Greenwald, el hombre que sacó a la luz los documentos de Edward Snowden en The Guardian, se unió con el fundador de eBay, Pierre Omidyar.
Minutos después de que confirmó su renuncia al diario británico, los diarios estadunidenses y europeos comenzaron a informar que Greenwald se iba a crear una organización de noticias con el billonario.
Omidyar reaparece en los medios después de muchos meses, tal vez años, de mantenerse con un bajo perfil.
Se dedica a gastarse su dinero y a tratar de hacer algo bueno con sus miles de millones de dólares. Fue hasta que leyó que Jeff Bezos compraba The Washington Post por 250 millones de dólares cuando tuvo la idea de ponerse de nuevo frente a los reflectores.
“Ese proceso me dejó pensando acerca de qué tipo de impacto podría crearse si una inversión similar se hiciera en alto totalmente nuevo, construido desde cero. Algo en lo que yo pudiera estar personalmente involucrado además de mis otros esfuerzos como filántropo”, escribió Omidyar en la red.
Así comienza la aventura periodística de Greenwald y su equipo, el billonario y sus 250 millones de dólares.
Cryptome responde a las preguntas:
“Todo puede aplicar. Omidyar y Greenwald comparten una fe en la monetización de la información bajo la bandera del servicio público, que es obligatorio en los negocios, entre otras cosas, marcando el valor con proclamas de honradez, fiabilidad, reputación, honestidad, ética, seriedad, lealtad y un montón de otras promesas que inevitablemente favorecen el negocio (y a las ONG que fingen no ser negocios) sobre el cliente”.
“El servicio público es una marca muy rentable hoy en día, como la campaña de marketing ha sido siempre para las autoridades, autoritarios, y me atrevería a decir los autores”.
Cryptome dice que la brecha entre los que son rentables y no rentables, y aquellos que ostensiblemente sirven, pero en realidad explotan, continúa creciendo, pero no es algo de ahora, eso ha sido siempre, en el pasado y en el futuro.
Si Omidyar y Greenwald se adaptan perfectamente, dice Cryptome, veremos como una start-up de gran alcance se convierte en un monstruo económico.
El hombre que detonó todo esto, Edward Snowden, dijo en una entrevista con The New York Times, que no calculó que sus revelaciones tendrían tanto impacto.
Refugiado en Rusia observa cómo Greenwald se ganó la lotería y puede ahora regresar a Nueva York o a cualquier lugar del planeta que apetezca, a seguir escribiendo sobre lo que no le parece del sistema.
El ex contratista de la National Security Agency (NSA) dijo que entregó los documentos a los reporteros para no interferir en su trabajo. Y siguen surgiendo en los medios, como Der Spiegel, más secretos de las técnicas sofisticadas de espionaje del gobierno de Estados Unidos.
Mientras esto sucede en el mundo, en México escuchamos acerca del robo de información confidencial del gobierno, de intrusión, de hackeo y de hurto de datos estratégicos, como si fueran sucesos irrelevantes que nuestros vecinos del norte no hicieron a propósito.
Lo que queda de la voz crítica de Greenwald, el impacto inesperado de las revelaciones de Snowden, y los documentos que continúan filtrándose en los principales medios globales, aquí no tienen eco. Por menos de 250 millones de dólares vivimos en silencio, sin hacer ruido…
RABBIT HOLE
*** GameStop Corp. recuerda que el crecimiento de la industria de los videojuegos es impulsado por nuevas tecnologías en ciclos, que implican nuevos procesadores, almacenamiento, avance en gráficos, calidad de audio y otras cosas más allá de las historias. La actual generación, encabezada por el PlayStation3, el Wii y el Xbox 360, comenzó a morir en noviembre de 2012, cuando Nintendo introdujo la Wii U. Antes de diciembre tendremos nuevas consolas: PS4 y Xbox One. Hace mucha falta que salgan. No sé ustedes, pero yo tiene meses que no compro un videojuego. Lo que ofrecen hoy en el mercado me da flojera. Históricamente, cada cuatro o cinco años hay nuevas consolas, que revolucionan el consumo. Esta generación tiene seis años, es vieja, y la demanda de sus productos declina, recuerda la cadena de tiendas de videojuegos.