Gravar con un peso de impuesto a cada litro de refresco, como lo promueve el gobierno federal y el alcalde de Nueva York, provocará el despido de 10 mil personas a partir de enero de 2014.

 

“A inicios de año se revisarán los planes de trabajo y se ajustarán las actividades de la industria”, dijo Emilio Herrera Arce, director de Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC).

 

“En el corto plazo vamos a producir menos y directamente en la industria embotelladora tendremos reajustar el personal en 10 mil plazas”, adelantó el directivo.

 

“Además, estamos esperando una disminución en el volumen de venta de bebidas de entre 15% y 20% para el próximo año, lo cual generara una capacidad ociosa”, agregó Herrera Arce.

 

El 13 de septiembre de 2013, 24 HORAS informó que el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, entregó 10 millones de dólares a cabilderos mexicanos para que promovieran un impuesto de un peso por cada litro de refresco que se consuma en este país.

 

El dinero está a disposición de la firma de cabildeo Polithink, El poder del consumidor y el Instituto Nacional de Salud Pública, que tienen en marcha una campaña publicitaria en contra de los refrescos desde el año pasado.

 

“Viene un empresario extranjero directamente a México con 10 millones de dólares a querer ejecutar su punto de vista, pero afecta a la economía”, afirmó Fernando Ponce, presidente de la ANPRAC.

 

El señor está sentido, porque siendo alcalde de Nueva York no pudo sacar del mercado los vasos grandes de refresco, afirmó el empresario.

 

“No debe manipular a los senadores con inversiones benéficas para combatir un tema de obesidad, que no es real, sino puras implicaciones personales de ese político estadunidense.

 

“Estamos en desacuerdo con el armado de un circo alrededor del tema de obesidad y con dinero que vino de Bloomberg, porque todos saldrán afectados, no habrá inversiones, y el PIB no se moverá a los niveles deseados”, dijo el líder de los refresqueros.

 

El impuesto propuesto, sustentado como una herramienta para enfrentar la obesidad no ha demostrado su eficacia en naciones como Dinamarca, una nación donde se eliminó, agregó el presidente de la ANPRAC.

 

“No existe evidencia internacional que así lo avale y su impacto en la reducción del contenido calórico de la dieta de los mexicanos es irrelevante o nulo, dados los procesos de sustitución por productos con igual o mayor contenido calórico”, dijo Ponce.

 

“El plan B es una política de resistencia social”, dijo Cuauhtémoc Rivera, Presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes.