Madrid.- El Real Madrid ganó 2-1 al Juventus en un encuentro marcado por el empuje de Cristiano Ronaldo, autor de los dos goles madridistas, y por la falta de identidad de los blancos, que no encontraron el rumbo ante un equipo que acusó la expulsión de Giorgio Chiellini por roja directa en los primeros minutos de la segunda parte.

 

Aquel Real Madrid que sacó un notable ante el Málaga cuatro días antes en la Liga desapareció casi por completo contra el cuadro italiano. Tal vez los cambios de Carlo Ancelotti restaron prestaciones a un conjunto al que le cuesta dominar el juego. Parece que la transición del equipo de los contragolpes de Mourinho a un Real Madrid de control va a ser complicada.

 

Sin Carvajal, Isco y Morata y con Arbeloa, Modric y Benzema sobre el césped, el cuadro madridista perdió la magia del encuentro frente al Málaga. Careció de profundidad y los laterales, sobre todo Arbeloa, apenas llegaron a la línea de fondo. En ese aspecto, se echó de menos a Carvajal.

 

A Isco no demasiado. Últimamente no anda fino, pero Modric tampoco es el de los primeros partidos de la temporada. Y la lucha de Benzema no es la misma que la de Morata, que pide a gritos un hueco en el once. Hoy, el francés falló una ocasión clamorosa en la segunda parte. Mandó por encima del larguero un balón que sólo tenía que empujar debajo de la portería. Fue sustituido por Gareth Bale nuevamente rodeado de dudas.

 

Sin el balón y con Andrea Pirlo enfrente, un jugador que cuando deje el fútbol se le echará de menos, el Madrid jugó sin rumbo durante el primer acto. Todo lo contrario que el Juventus, que con su metrónomo todavía con gasolina, dejó sin argumentos futbolísticos al conjunto madridista.

 

Y eso tal vez ocurrió por culpa de Pirlo, uno de los mejores en su puesto aunque su carrera se vaya apagando poco a poco. Aún así, verle jugar es todo un placer. No es un cualquiera y fue uno de los culpables de la espesura blanca, que sobrevivió gracias a Cristiano y a dos momentos puntuales protagonizados por Giorgio Chiellini.

 

Antes de que se desatara la catarata dominadora del Juventus, Sami Khedira, Ángel Di María y el delantero portugués conectaron en el minuto tres para que Cristiano marcara el primero. Fue un tanto balsámico por lo que le esperaba al Real Madrid.

 

El Juventus tuvo casi todas las ocasiones del acto inicial con el argentino Carlos Tévez muy activo. Primero Claudio Marchisio puso a prueba a Iker Casillas con un zapatazo desde fuera del área. Después, Tévez probó suerte en dos ocasiones, pero sus disparos se marcharon por encima del larguero.

 

Al final, acertó Fernando Llorente, titular por fin en un partido de entidad con su nuevo equipo. Hizo el gol italiano al rematar un rechace de Casillas a disparo de Paul Pogba.

 

Con ese tanto el Real Madrid parecía condenado. El dominio del Juventus era aplastante, pero una acción absurda de Chiellini, que arrastró como un saco de patatas a Sergio Ramos, regaló a los blancos un penalti que transformó Cristiano. El portugués no tuvo piedad y adelantó a su equipo, que en la reanudación aplaudió la expulsión del central italiano por roja directa. La provocó, como no, Cristiano.

 

Ahí se acabó el encuentro. El central del Juventus dejó huérfanos a sus compañeros. Su actuación marcó el devenir del choque y el Real Madrid vivió con comodidad en la segunda parte. El partido finalizó en el minuto 47. Contra diez, el equipo de Ancelotti recuperó la pelota, pero seguía sin ideas.

 

Además, la escuadra transalpina perdió a Pirlo, sustituido al inicio de la segunda parte en medio de una fuerte ovación del Bernabéu, que reconoció el trabajo de un centrocampista de los grandes. Aún así, con uno más y sin el capitán del Juventus en el otro lado, el Real Madrid tampoco carburó.

 

Tampoco mejoró con Isco y Bale sobre el campo y al final decidió esperar a un final muy beneficioso. Venció pero no convenció.

 

Chiellini tuvo algo de culpa, pero también la falta de engranaje de la maquinaria madridista, que tiene pie y medio en los octavos de final y visitará el sábado al Barcelona en el Camp Nou envuelto todavía en dudas.