LOS ANGELES. Contrario a lo que puedan pensar algunos, Guillermo del Toro dice que no fue vendido para experimentos científicos de niño. Su gusto por el cine de horror y fantástico deriva de su rebeldía contra temores impuestos en su niñez, como el miedo al pecado original, el purgatorio y el infierno.
“(Estos géneros) me atraen porque su existencia misma les choca a mucha gente racional, proestructura, promundo real y proinstitución. Es un cine iconoclasta y anárquico“, dijo el cineasta mexicano en una entrevista para promover su libro Guillermo del Toro: Gabinete de curiosidades. Mi libro de apuntes, colecciones y otras obsesiones.
En su texto ilustrado de 264 páginas, que sale a la venta el martes, el director de El laberinto del fauno y Hellboy habla de algunos de los artistas que lo inspiraron, sus ideas, su proceso creativo, su motivación y visión; sus apuntes y dibujos; sus personajes y películas, y sus proyectos pendientes.
También abre las puertas de Bleak House, su especie de casa encantada en Los Angeles, donde trabaja y guarda todo tipo de recuerdos, regalos, libros, juguetes como monstruos y dragones, maquetas y afiches, esculturas, fotos, pinturas, dibujos y un sinfín de piezas de arte.
El libro fue coescrito por el autor y cineasta Marc Scott Zicree, quien entrevistó a Del Toro durante más de dos semanas para este propósito.
Incluye un prólogo de James Cameron, un epílogo de Tom Cruise y reflexiones de otros amigos como Alfonso Cuarón y Ron Perlman.
– ¿En el libro hablas de tu creatividad. ¿De dónde proviene tu creatividad?
– “Creo que el arte surge de una carencia, ¿no? Siempre. Una persona bien ajustada socialmente, psicológicamente, familiarmente, no busca una creación artística de algo oscuro. Te inclinas por una creación artística más luminosa o ya llanamente ninguna creación artística. La creación de estas cosas oscuras y extrañas que a mí me gustan vienen de una ausencia o carencia a nivel básico que puede estar afectada por el catolicismo, ausencias en la familia, en fin, esas cosas que te vuelven quien eres.
En la vida te moldean tanto las dificultades como los triunfos. O tanto las dificultades como las carencias. También me viene de mi mexicanidad. La mitología náhuatl o maya o azteca siempre van cargadas de una carga oscura bastante fuerte”.
– ¿Qué carencias te han formado?
– “Cuando tienes un temperamento introspectivo, la infancia se vuelve muy difícil. Yo tenía un espíritu sencillo e introspectivo — lo sigo teniendo — pero cuando era niño, venía sin ninguna cáscara, no venía protegido y eso vuelve ya el bregar con la infancia, lo vuelve algo mucho más difícil porque, básicamente, la sociedad, la familia, la iglesia, el ejército, todos los moldes sociales van en contra del espíritu libre de un niño. No digo que mi infancia fue ni remotamente difícil socialmente. Crecí en un hogar de clase media-alta, con educación, con ropa, escuela, todo, pero el temperamento, el temor de lo que es la religión católica como la aprendí de mi abuela… Hay muchas cosas que fueron difíciles para mí como niño. No hay nada objetivamente terrible. No fui vendido para experimentos científicos pero, subjetivamente, fue difícil”.
– Dijiste miedo a causa de la religión. ¿A qué te refieres?
“Los temores que inculca la religión católica como los que aprendí de mi abuela, al infierno, al purgatorio, el miedo al pecado original. Todas estas cosas que son muy de catolicismo de provincia. Recuerda que yo soy de provincia, Guadalajara, y nací en la década del 60. El espíritu de un niño tiende a crecer. Es como un río que su naturaleza es fluir y desbordarse y todas las instituciones sociales van en contra de ese impulso: la religión, la moral, el ejército, la policía, la escuela. Todo está para castrar o encausar ese impulso hacia lo que, entre comillas, “debe de ser” y no hacia lo que naturalmente es. Como artistas o como alguien introspectivo o como alguien mucho más interesado en emociones marginales, es muy difícil crecer en esta atmósfera, ¿no?”.
– ¿Por eso te refugiaste en el arte?
“El arte te permite descifrar quien eres y cual es tu lugar en el mundo. La vocación natural del arte es la libertad y misterio, ofrecer preguntas muy bellas a un universo lleno de respuestas obligadas y eso es realmente muy liberador. Por eso el arte libera. El arte no es entregar una moraleja. Es decir, “mira, lo que tú sientes, lo siento yo”. Encuentras una empatía con el artista. Eso es importante, la empatía. Por eso siempre me ha parecido que mi trabajo es decir a otros chicos “freaks” (raros) que yo soy un “freak” y que hay posibilidades de vivir como un “freak”, como un ser raro. Creo que es bonito decirle a la gente: “No te preocupes, todo lo que te hace raro de niño te vuelve quien eres de adulto”. Por eso me atrae el cine de horror y fantástico. Me atraen porque su existencia misma les choca a mucha gente racional, proestructura, promundo real y proinstitución. Es un cine iconoclasta y anárquico”.