Natividad, un municipio mexicano ubicado en la Sierra Norte del estado de Oaxaca, cuenta apenas con 586 habitantes y una superficie territorial de 28 kilómetros cuadrados. Está entre los más pequeños del país, tanto por la superficie que ocupa como por el total de residentes.
Es también un municipio pobre: la mitad de sus habitantes vive en casas con piso de tierra, construidas con adobe y techadas con teja o lámina galvanizada.
En la entidad, las fuentes de recursos son limitadas. Su principal actividad fue, por muchos años, la minería pero, en 2007, una serie de problemas ecológicos orillaron a la Mina Natividad a suspender actividades, lo que, según el Plan Municipal de Desarrollo 20112013, ha provocado que la mayoría de sus habitantes se dedique al comercio, especialmente de abarrotes y materiales de construcción.
Las mujeres de este pueblo han salido al rescate. “Su participación en la vida laboral es activa”, dice el documento. Ellas se dedican a lavar y planchar ropa ajena y muchas han iniciado su propio negocio con la venta de ropa y calzado, o habilitando una tienda, o dedicándose a la repostería o a la elaboración de diversos dulces regionales.
Natividad es el municipio más pequeño que atiende el Banco Compartamos. Sus características de autoempleo y la activa participación de las mujeres en la vida económica de la entidad, son las ideales para la institución financiera. Es ahí donde encuentra su mercado. Es en ese escenario donde germinan mejor la microfinanzas.
Según estadísticas oficiales, en México existen 2,440 municipios que, aunque distintos a Natividad, cuentan con características socioeconómicas similares que permiten el florecimiento de negocios, como las microfinancieras; entre éstas se encuentra Compartamos, que inició operaciones en 1990 bajo la batuta de Carlos Danel y Carlos Labarthe.
Después de 23 años, esta firma ha ampliado sus dominios a otros países (Guatemala y Perú). Su meta es convertirse en el jugador más poderoso en microfinanzas en la región. Estados Unidos podría estar en la lista principal. Por eso, hace unos días decidió rebautizarse como Gentera, un nuevo nombre para una nueva era. Esta empresa hoy tiene un valor de mercado de 3,000 millones de dólares (MDD), muy lejos de aquel inicio en el que sólo se concebía como una ONG.