Apenas normal, después de todo, el Tri despachó en amistoso a Finlandia (4-2), un equipo que está en el lugar 67 del ranking mundial, por lo que la victoria de ayer en San Diego, sólo puede calificarse en el rubro de una situación de normalidad entre un equipo muy inferior, muy lejos de la categoría de ser una selección mundialista, y otro (el verde) que lucha desesperadamente por preparar un equipo decente de cara al repechaje contra Nueva Zelanda, para obtener un boleto a la Copa del Mundo de Brasil 2014.

 

Lo positivo. A México se le nota confianza, algo extraviado en la era de José Manuel de la Torre, y la corta etapa de Víctor Manuel Vucetich, el problema que el rival no ayuda mucho al parámetro, aunque verdad sea cierta que ante rivales débiles, la etapa anterior mexicana también fue un desastre.

 

¿En que se ganó? En variantes. Incur- siones constantes por las bandas. Centros, sobre todo por derecha, donde Paul Aguilar encontró un buen socio en Luis Montes a la hora de tener profundidad. Recuperación: la constante presión en tres cuartos de cancha, que empezó con los atacantes y se intensificó conforme los finlandeses tenían algunos destellos para salir jugando.

 

No fue todo. En el juego aéreo el Tri también dominó, aunque de poco vale, cuando enfrente se tiene un rival tan inofensivo, tan mediano. Como sea, Rafael Márquez demostró que la táctica fija puede ser factor, anotando el primer gol del encuentro (minuto 11).

 

Tres de los cuatro goles nacionales cayeron por la insistencia de jugar por el centro. Primero, con esa gran jugada que culminó Carlos Peña (23’), y ya en el segundo lapso con el disparo de media distancia, desviado y todo que selló Oribe Peralta (46’).

 

En defensiva. De nada valdría decir que el primer gol de Finlandia cayó en una serie de rebotes y el segundo, vaya, en un autogol de Carlos Valenzuela, acaso el más flojo del sector.

 

Como sea, México dominó de inicio a fin con un sistema que aprieta desde la salida, que encima al rival, que mostró más variantes en 90 minutos que todas las enseñadas en la era Chepo. Pero, nada, fue ante un rival que ni siquiera exigió a México en lo que se supone eran buenos: el juego aéreo.

 

Valioso: el aporte, genio y gran futbol de los hombres del León: Luis Montes y el Gullit Peña, aunque habrá que verlos en partido oficial, además de las incursiones de Sinha y Escoboza en el segundo lapso, quien hasta gol y todo tuvo en su estreno (64’).

 

Al final, triunfo contundente, incluso normal, ante el que está prohibido entusiasmarse; por el rival, por la emergencia de los acontecimientos, pero sobre todo, por la situación extraordinaria de estos elementos.