Es impresionante la simplicidad con que un buen número de medios de comunicación mexicanos trataron el tema de Paloma Noyola Bueno, quien es portada de la más reciente edición de la revista Wired y que fuera calificada por la misma como “La siguiente Steve Jobs”.
Lo vi, escuché y leí una y otra vez en diferentes espacios informativos. Casi todo México se enorgulleció de que en nuestro país existía la siguiente genio de la humanidad por su altísimo resultado de matemáticas en la prueba ENLACE, el más alto a nivel nacional (aunque seguida muy de cerca por muchos de sus compañeros de escuela, diez de ellos en el nivel de 99.99), a decir de lo que en cascada nos hacían saber los diferentes medios de comunicación. Algunos pocos, que avanzaron un poco más, mencionaron muy por encima que Paloma se había desarrollado gracias al método de enseñanza de su maestro, Sergio Juárez Correa. Pero nada más. Quizá no había ni necesidad de la audiencia, ni ganas de los medios por profundizar en la historia. Ganaba ese deporte tan nacional del patriotismo autocomplaciente, el mismo que invade a narradores orgullosos de una selección de futbol mediocre, que hace que nos adjudiquemos los triunfos de mexicanos que nacieron, viven y fueron educados en Estados Unidos, pero tuvieron la suerte de tener un padre o madre mexicana (el astronauta José Hernández, por ejemplo), o del que los políticos se aprovechan cada vez que quieren salir bien parados frente a la sociedad.
Y así como, “La niña Jobs” llenó planas y espacios editoriales de orgullo nacional, también fue cuestionada porque hace un par de días se publicó que le faltaron 240 puntos para avanzar a la final de un concurso de cálculo mental organizado por el Tecnológico de Monterrey. Así, ¿cómo calificarla de “la siguiente Steve Jobs”? Es evidente que la mayoría de quienes trataron estas historias en los diferentes medios, lamentablemente no leyeron completa la historia de la revista estadunidense.
Desde que escuché la noticia, me llamó la atención el porqué Wired había elegido ese titular. Se trata de una de las revistas más serias del mundo, que practica periodismo de altísimo nivel, una especie de biblia para quienes tenemos algún tipo de relación con las nuevas tecnologías, y no suele ser sensacionalista (aunque sí provocadora). Si Wired lo dice, pensé, es porque existen bases muy sólidas para creerlo y no solamente para vender más revistas. Wired nunca publicaría un encabezado así tan a la ligera.
Después de leer el reportaje completo, confirmo que no me equivoqué. Lo sorprendente de la historia de Paloma no radica precisamente en lo que nos han dicho, su alto puntaje en matemáticas en la prueba ENLACE, sino en los conceptos de enseñanza del profesor Juárez, que coinciden en algunos conceptos pregonados por el fallecido Jobs.
Después de resultados académicos pobres siguiendo métodos tradicionales de educación, -basados en una guía, con ciertas normas y reglas-, Juárez buscó alternativas educativas hasta quedar encantado con la metodología de trabajo de Sugata Mitra, un profesor de Tecnología Educativa en la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, quien había demostrado mediante estudios, que los niños en la India fueron capaces de aprender por sí solos mucho más acerca de cómo utilizar una computadora, que si se les hubieran dado instrucciones específicas sobre cómo hacerlo.
Juárez aplicó esa lógica. Preferible dejar que los alumnos exploren, y generen su propio conocimiento a través de sus propias dudas. El reportaje está plagado de ejemplos, demostrados mediante investigaciones académicas, que fueron interesando cada vez más al profesor. Hay que dejar que de forma natural, los estudiantes desarrollen sus propias pasiones, dice. Walter Isaacson en la biografía de Steve Jobs, entre otras historias relata que el creador de Apple aseguró que el éxito del iPod nunca pudo ser igualado por sus competidores porque a diferencia de quienes idearon el iPod, no tenían pasión por la música. Y la historia pareció darle la razón. La pasión hizo superior al iPod. La pasión en la que Juárez trabaja con sus alumnos.
Como Paloma hace un par de días, el ex CEO de Apple tuvo muchísimas fallas, errores importantes que incluso en su momento estuvieron a punto de llevar a la compañía a la quiebra. La niña de Matamoros, Tamaulipas puede estar tranquila después de lo ocurrido y enfocarse en lo que alguna vez dijera su profesor, manifestado en el reportaje de Wired, y que la hace tan igual a cualquier otro niño del mundo: su potencial. Eso sí que la puede convertir en la siguiente Steve Jobs y no el haber sido la número 1 en la prueba ENLACE de matemáticas.