El maíz genéticamente modificado podría ser una solución para los pequeños y grandes agricultores mexicanos, porque les pueden ayudar a mejorar sus rendimientos y reducir el uso de pesticidas en 3.0% , aseguró el vicepresidente ejecutivo y director general de tecnología de Monsanto, Robert T. Fraley.

 

Aseguró que las semillas genéticamente modificadas son completamente seguras, toda vez que “llevan 20 años y no se ha registrado ningún problema de salud en los consumidores, como tampoco en materia ambiental”.

 

El también ganador del Premio Mundial de Alimentación, sostuvo en conferencia de prensa que con sus herramientas biotecnológicas, Monsanto ofrece la oportunidad de incrementar el rendimiento de los agricultores mexicanos y evitar así el aumento en la importación de maíz.

 

A su vez, el líder global de Imagen y Reputación de Monsanto, Jesús Madrazo, comentó que ante el reto que representará alimentar a una población mundial creciente, estimada en 7.2 mil millones de personas, es necesario contar con herramientas tecnológicas que les permitan a los agricultores producir más con menos recursos naturales.

 

En ese sentido, resaltó que la compañía desarrolla las herramientas tecnológicas para proveer al agricultor, quien a final de cuentas decide aplicarlas o no, en aras de incrementar su productividad y rendimientos.

 

En su oportunidad, el presidente y director general Latinoamérica Norte de Monsanto, Manuel Bravo, estimó que en el corto plazo, América será el granero del mundo, toda vez que el continente está alimentando a Europa y Asia, y se espera que la demanda de maíz se generalice.

 

“En lo que debemos estar atentos, apuntó, es en que México produzca el maíz que necesita y que de 33 por ciento que importamos anualmente pase a 15 por ciento y luego a cero y si somos capaces de exportar, qué mejor”, abundó en entrevista.

 

Sobre la negativa europea de sembrar productos genéticamente modificados, Bravo Pereyra añadió que se trata de una decisión política complicada, “por lo que hemos decidido retirar todas las solicitudes de cultivo de Europa, dedicarle y esos recursos a América, a países como México, porque creemos en la pronta regulación y que los beneficios a los agricultores son claros”.