Ya sean texturas, estampados, formas, volúmenes, proporciones, materiales. Si algo es seguro, es que los japoneses siempre encontrarán la forma de sorprendernos.
Es de reconocerles su habilida
d para jugar con todos estos elementos creando siempre una reacción de asombro en nosotros los espectadores. Ellos están irreconciliablemente peleados con lo “normal”, lo esperado, lo seguro, incluso lo tradicional.
Los diseñadores japoneses viven del misterio, de crear expectativa, para entregar en cada colección, un viaje lleno de adrenalina y sorpresas. Es como una montaña rusa, vueltas inesperadas, giros que hacen latir el corazón a mil por hora, con breves, pero disfrutables, momentos de tranquilidad.
Su personalidad creativa y futurista les ha valido un lugar muy preciado en nuestra concepción de los japoneses como diseñadores,
un lugar en el que estamos seguros que siempre podremos esperar lo inesperado.
Y eso, es algo que jamás se dejará de agradecer en el ámbito del diseño. Hoy podemos decir, gracias Japón, por nunca quedarse quietos, por nunca dejar de imaginar, por regalarnos la eterna sorpresa.