EGIPTO. Después de pasar cuatro meses detenido en un lugar secreto, el derrocado presidente egipcio Mohamed Mursi rechazó desafiante el lunes la autoridad de la corte para enjuiciarlo, dijo que él es el líder “legítimo” del país y afirmó que los que lo echaron del poder son los que deberían ser procesados.
La primera sesión se efectuó en la sede de la Academia de Policía, ubicada en el sur de la capital El Cairo, en medio de una fuerte tensión, pues Mursi se negó a vestir el uniforme que debía de portar en lugar del traje gris que llevaba, según las reglas judiciales; después de varias interrupciones, el juicio fue postergado hasta el 8 de enero.
En su primera aparición pública desde que fue derrocado y puesto bajo vigilancia, el graduado en Ingeniería llegó al lugar de la actuación judicial hacia las 8:00 horas (6:00 GMT), cuando cientos de sus seguidores estaban ya en el lugar.
Medios gubernamentales egipcios afirmaron que las escuelas y las oficinas públicas comenzaron sus labores de manera normal, aunque colegios privados prefirieron cerrar.
El depuesto mandatario es acusado de incitar a la violencia, asesinato y tortura de manifestantes que protestaban contra su gestión frente al palacio presidencial el 5 de diciembre de 2012, cuando murieron 10 personas.
Empero, el 30 de julio pasado dijo a la jefa de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) Catherine Ashton, que se declararía inocente pues no estuvo involucrado en ninguna muerte y se defendería a sí mismo, publicó la víspera el diario el Watan.
Junto a Mursi enfrentan juicio otros 14 líderes de la Hermandad Musulmana, en un procedimiento que se realiza en el mismo edificio en que se sigue un procedimiento contra el derrocado presidente egipcio Hosni Mubarack.
Mursi, el primer presidente elegido en comicios libres en la historia de Egipto, ha estado detenido en un lugar no revelado desde que las fuerzas armadas lo derrocaron en un golpe de Estado el 3 de julio.