RIO DE JANEIRO. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, una de las mayores detractoras del programa de espionaje de EU develado este año por las filtraciones del  ex técnico de la CIA  Edward Snowden, admitió que el gobierno brasileño espió comunicaciones de diplomáticos rusos, iraníes e iraquíes en las embajadas y también en sus casas entre 2003 y 2004.

 

Esta declaración se dio luego de que uno de los mayores diarios de Brasil  Folha de S. Paulo, publicara una investigación en la que afirma que su país también incurrió en esas prácticas bajo el gobierno del antecesor y padrino político de Dilma, Lula da Silva, fotografiando y seguiendo en sus viajes a los diplomáticos.

 

Según el diario con  información de documentos de la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN), da cuenta de otro programa que tenía como blanco oficinas alquiladas por la embajada de Estados Unidos en Brasilia, porque el gobierno sospechaba que eran utilizadas para operaciones de espionaje.

 

Según los informes de la ABIN, las intercepciones alcanzaron al entonces cónsul de Rusia en Río de Janeiro, Anatoly Kashuba, y a representantes de la agencia de exportación de equipos militares Rosoboronexport. La agencia, según Folha, al parecer sospechaba que estaban involucrados en actividades de espionaje en Brasil.

 

ABIN también vigiló  al entonces embajador de Irán en Cuba, Seyed Davood Mohseni Salehi Monfared, que visitó Brasil entre el 9 y el 14 de abril de 2004. Además, el gobierno brasileño espió a la embajada de Irak poco después de la invasión de Estados Unidos a ese país en 2003, dijo Folha en su edición del lunes.

 

Respuesta oficial

 

Rousseff admitió el espionaje y aclaró en un comunicado que los datos se refieren a operaciones de contrainteligencia realizadas por la ABIN hace casi una década. Sin embargo, advirtieron que no pueden determinar la autenticidad del informe porque no pudieron verlo.

 

Las operaciones citadas “obedecieron a la legislación brasileña de protección de los intereses nacionales. Como la Folha de Sao Paulo prefirió no enviar copia de los documentos obtenidos, no podemos validar su autenticidad”, señala la nota divulgada por el Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia.

 

La publicación de informes clasificados como secretos “constituye un delito y los responsables serán procesados según la ley”, advirtió la presidencia brasileña.

 

La Presidencia agrega en su nota que las actividades de inteligencia de la ABIN están previstas en la legislación y tienen por objetivo “la defensa del estado democrático de derecho, de la sociedad y de la soberanía nacional, con total respeto a los principios constitucionales y a los derechos y garantías individuales”.

 

La divulgación del informe se produce en momentos en que Dilma Rousseff lidera una iniciativa para que las Naciones Unidas adopten una resolución que ponga fin al espionaje electrónico de Estados Unidos y otros países. Además, como respuesta al espionaje de Washington sobre ella misma, la mandataria suspendió una visita de Estado a Washington programada para octubre.

 

QUIEREN EXPLICACIONES

 

Diputados y senadores de gobierno y ministros de la oposición quieren aclaración del Ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, Luiz Alberto Figueiredo, encargado de Relaciones Exteriores y del director general de la Abin , Wison Trezza, sobre las más de diez operaciones encubiertas llevadas a cabo entre 2003 y 2004 por la Abin.

 

En la Cámara de Senadores el líder de los Demócratas (DE) Ronaldo Encalada, señaló que este episodio hace perder la credibilidad del gobierno brasileño en contra de Estados Unidos por haber intervenido en sus comunicaciones.

 

En tanto el senador Alvaro Dias del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), dijo que el informe revelado muestra que el gobierno brasileño “practica lo que condena ” El aparato es diferente, pero el objetivo es el mismo. ”

 

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