La televisión hispana siempre ha sido un misterio para los creativos norteamericanos. Una y otra vez, han intentado adentrarse al mercado latinoamericano con proyectos e ideas que, una y otra vez, han fracasado.

 

Ahora vamos a su siguiente prueba.

 

La semana pasada se lanzó Fusion, la apuesta conjunta de Univision y ABC para los hispanos de tercera generación. Dirigida por Isaac Lee-un colombiano con una extremada y probada astucia en crear formatos para los sobados Millenials- y con base central en Miami, Fusion se arriesga a captar un mercado que detesta a Don Francisco, pero tampoco se ve identificado por las propuestas conservadoras de la televisión en inglés de la unión americana.

 

Ahí comienza el problema de Fusion.

 

Dentro de la mezcla, ABC y Univision quisieron crear el segundo canal de televisión Post internet. El primero sería Current TV, la fracasada cadena de Al Gore que, en un inicio, prometía contenidos ágiles y determinantes, diseñados para aquellos que estaban acostumbrados a una ojeada veloz por los portales de noticias y empapados de videos de YouTube.

 

Current fue arrollado por las redes sociales y por la falta de nombres ancla. Cuando decidieron cambiar y contratar a personajes como Keith Olbermann el resultado fue catastrófico.

 

Ahora, Fusion intenta pulir esos errores y enfoca sus municiones a jóvenes con humor y conocimiento.

 

La mezcla es arriesgada el incluso, peligrosa.

 

El canal se muestra fragmentado. Por un lado, figuras consolidadas como Jorge Ramos se aventuran a creer que el cambio de discurso se da con quitarse la corbata y usar colores vivos en lugar de trajes oscuros que, en la televisión tradicional, dan seriedad.

 

Error. Atraer a un público joven no se da por el vestuario o el lenguaje, sino por la confianza que las palabras arropan a una audiencia que pierde rapport con gran facilidad. Ramos, hay que decirlo, busca ser incisivo y frontal con entrevistas a personajes que se encuentran en las antípodas como Obama o el tramposo senador Ted Cruz, pero el canal empuja con calzador la idea de frescura del conductor hispano de forma innecesaria.

 

León Krauze intenta ser chistoso, pero fracasa. La apuesta de Fusion desde Los Ángeles es Open Source, una emisión que es más cercana a lo que Krauze realizaba hace años en WFM -antes que lo removieran para meter a Javier Solórzano de la mano de Loret y Aristegui- que lo que hacía en Hora 21 de Foro TV. El despropósito se da desde los anuncios: el baile estilo anuncio de Nueva Alianza no contribuye a atraer a un público juvenil. Al contrario, lo aleja.

 

Algo similar sucede con el programa matutino que, con gran simpleza o poca creatividad, le llaman “The Morning Show”. Conducido por una tríada con poca química entre ellos, el programa tiene, como propuesta, una banda en el estudio que jammea en las salidas y regresos de comerciales. Así, como sería cualquier mal chiste de canal hispano.

 

Fusion no adolece de falta de talento, que eso quede claro. Además de Ramos y Krauze -que saben hacer muy bien su trabajo en condiciones distintas- Ana Menéndez luce como lo hacía en sus tiempos de Huff TV -la apuesta audiovisual de Huffinton Post-. El diseño gráfico es extraordinario y la propuesta escenográfica no desmerece.

 

El problema es el contenido.

 

¿Para qué me voy a querer ver yo en el canal por un video que envíe a una sección si puedo tener mi video blog? ¿Por qué la gran mayoría de notas es superficial o tratadas de esa forma? ¿Ser latino significa que, en cualquier momento, debe saltar el gen del carnaval?

 

Cierto, ABC y Univision invirtieron millones de dólares en investigación y en la contratación de los mejores talentos televisivos para crear un canal a prueba de errores. Probablemente, ellos puedan tener una mejor referencia que la mía sobre como verá el joven que vive en Nueva York su canal.

 

Pero si la idea de fusión cultural es esa, no cabe duda que aún ahora los latinos seguimos en un estigma de color, sabor, vida…y poca profundidad.