LOS ÁNGELES. El maestro que fue herido la semana pasada en el mortal tiroteo en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles dijo que tuvo que arrastrarse para escapar del agresor y usó una sudadera a manera de torniquete para contener la hemorragia de la herida de bala en una pierna.
“No conocía sus intenciones”, dijo Brian Ludmer el martes desde su cama de hospital. “Sólo lo vi a él y a mí mismo… era el pánico total“.
Ludmer, de 29 años, dijo que esperaba a pasar por el control de seguridad en la Terminal 3 el viernes cuando comenzaron los disparos.
Un piso más abajo, el agente Gerardo I. Hernández, de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), fue abatido mientras el agresor trataba de eliminar a otros empleados de la agencia.
Ludmer recordó que él y otros viajeros pasaron por los detectores de metal y se esparcieron por la terminal y las rampas de bajada hasta los baños, tiendas e incluso aviones, cualquier lugar que los alejara del agresor.
Mientras Ludmer corría, la bala le impactó una pantorrilla.
“La pierna se me desplomó“, dijo. “Y debajo de la herida, la pierna estaba colgando”.
Miró hacia atrás y vio al hombre armado solo en el pasillo de la terminal. Ludmer se arrastró hasta una tienda, se metió en el almacén y cerró la puerta. Allí encontró una sudadera y se aplicó un torniquete para detener la hemorragia.
Ludmer estaba aterrorizado de que se fuera a desmayar y muriera desangrado, o que el agresor lo encontrara y lo matara.
Pero pronto comenzó a escuchar voces, se arrastró hasta puerta y echó un vistazo. Se sintió muy aliviado cuando vio que la policía estaba desalojando la terminal.
Dos agentes le dijeron que podía salir con seguridad, pero aun no porque el agresor estaba suelto. Ludmer dijo que estaba sangrando por la pierna y que necesitaba a un paramédico. Los policías lo ayudaron a sentarse en una silla de ruedas y lo cruzaron por la terminal a toda velocidad.
“Me sacaron de allí aunque ellos mismos estaban en un gran peligro”, dijo.
Tanto Ludmer como los agentes no sabían que la policía del aeropuerto había herido al sospechoso, Paul Ciancia, a los pocos minutos de comenzar el ataque.
Ludmer, que ahora planea viajar a su ciudad natal de Chicago para asistir a una boda el fin de semana, dijo que sencillamente estaba el lugar equivocado y calificó al agresor de “enfermo”, una persona con problemas mentales.
“Pero no importa si está enfermo o no, no veo ningún propósito en tener acceso a esa clase de armas”, dijo. “No veo la ventaja en el costo que (este tipo de acciones) parecen cobrar todo el tiempo”.
Ludmer debe operarse otra vez pero lo médicos esperan que se recupere completamente. Otros dos agentes de la TSA ya fueron dados de alta del hospital.
Agentes federales están investigando posibles vínculos entre Ciancia y una teoría conspirativa muy publicitada de que el gobierno federal se prepara para establecer un Estado totalitario.
Ciancia, de 23 años y mecánico desempleado de motocicletas, permanece grave en un hospital. Ciancia ha sido acusado de asesinato en primer grado por la muerte de un agente federal y de cometer actos de violencia en un aeropuerto internacional, pero no será presentado ante un tribunal hasta que los médicos lo autoricen.