En un gesto conmovedor, el papa Francisco colocó sus manos sobre la cabeza visiblemente deformada de un hombre enfermo de neurofibromatosis, a quien bendijo en la plaza de San Pedro del Vaticano tras presidir la audiencia general de todos los miércoles.
Antes, el santo pontífice recibió en la residencia de Santa Marta a Noemi, una niña de año y medio que también sufre una grave enfermedad degenerativa y por la que pidió a los fieles que rezaran por ella.
“Os pido un acto de caridad”, dijo el papa argentino, quien pidió a los fieles que rezasen primero en silencio y luego un Ave María por Noemi, que sufre de atrofia muscular espinal infantil de tipo I.
“Acabo de ver a esta bellísima niña con una gravísima enfermedad. Se llama Noemi, y ella, pobrecita, sonreía siempre. Sus padres rezan por la salud de esta niña. Hagamos un acto de amor por ella. No la conocéis, pero es una niña bautizada, como nosotros. En silencio pidamos ayuda al Señor para que le dé salud”, agregó el papa.
Durante la tradicional audiencia, el pontífice acostumbra recorrer la plaza de San Pedro a bordo de un papa-móvil abierto, que se detiene allí donde él lo cree conveniente. Hoy, el papa de los pobres, como es ya conocido, insistió en su compasión hacia los más desfavorecidos y a los enfermos como un ejemplo de la caridad cristiana.
Aunque Jorge Bergoglio no dio más detalles, se cree que se trata de una niña, cuyo caso es centro de la polémica en Italia, ya que el Ministerio de Sanidad italiana ha prohibido una cura alternativa a la que querían someterla sus padres.