La fría noche del jueves, me llenó de incertidumbre, asistí al Plaza Condesa, espacio muy agradable, que por alguna razón no conocía y en donde se percibía un ambiente cálido que contrastaba con la temperatura real del lugar, con gente suficiente para pasar un buen rato al lado del admirable cantautor estadounidense nacionalizado argentino, Kevin Johansen.
Tampoco lo conocía a él. La sensación de no saber qué vas a escuchar en un concierto y qué sensación te llevarás a casa siempre es agradable, ya que al final te das cuenta que cada segundo lo disfrutaste como si lo conocieras de tiempo atrás.
En cuanto llegué quise darme cuenta a qué público iba dirigido para tener una idea de qué iba a escuchar. Pero me resultó muy difícil, ya que había todo tipo de gente, quienes llevaban una sonrisa por lo que estaban a punto de presenciar. Me fijé en el escenario, había un instrumento que no reconocía, un banjo y un par de guitarras, cuando menos me di cuenta las luces azules iluminaban el escenario y con la palabra Bi en las pantallas comenzaron los gritos y los aplausos. Apareció Kevin Johansen en el escenario, con mucha energía, junto al grupo The Nada seguido por Liniers, quien se sentó en el instrumento que no reconocía y que resultó ser una mesa para pintar y un proyector para mostrar al público lo que estaba por ilustrar.
Saludaron al público y sin más comenzó a cantar “Amor Finito”, mientras que Liniers a su lado, ilustraba al ritmo de la canción, interpretando con dibujos las canciones que iban tocando, cosa que captó realmente mi atención y no perdí de vista durante todo el concierto. También hubo invitados especiales como Leo Heiblum, David Aguilar y Tom Atahualpa Johansen, su pequeño hijo quien lo acompañó con algunas percusiones, los cuales fueron parte de una noche grata y llena de sorpresas. Siguió la agradable fiesta entre excelentes covers como “We Can Work It Out”, baladas como “Picaflor”, y las que no pueden faltar, “En Mi Cabeza” y también “Guacamole” que definitivamente me hicieron bailar.
La propuesta de tener a un historietista como Liniers me pareció divertida y diferente, ya que le da un giro a los conciertos a los que estamos acostumbrados, cosa con la que no creí encontrarme aquella noche, añadiendo la interacción y conexión que tienen en el escenario Liniers y Johansen ya que son grandes amigos. Presentando el disco Bi y con un amor a México inconfundible, Johansen se despide y me deja con una linda sensación de conocer algo nuevo y salir del recinto con una gran sonrisa.