TEHERAN. Irán y el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) acordaron una hoja de ruta para resolver la controversia sobre el programa nuclear de este país, que incluye un acuerdo para inspeccionar instalaciones a las que hasta ahora no se había permitido el acceso.

 

El acuerdo fue firmado durante una entrevista que el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, mantuvo en Teherán con el vicepresidente de la Organización de Energía Atómica iraní, Ali Akbar Salehi, y fija una serie de acciones concretas a realizar a corto plazo.

 

La noticia llega después de que las potencias internacionales, reunidas en el Grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China, Francia y Alemania) hayan mantenido intensas negociaciones con Irán en Ginebra, que se han suspendido hasta el próximo día 20.

 

Según anunció el responsable de la Agencia Atómica iraní, Ali Akbar Salehi, los inspectores del OIEA podrán visitar la planta de agua pesada de Arak y la mina de uranio de Gachin e Irán también reforzará su transparencia en otros puntos del programa.

 

“En las fases siguientes, nuestros expertos y los del OIEA discutirán otras cuestiones, incluidas las que no son directamente de naturaleza atómica”. Con esta enrevesada fórmula parecen referirse a la base militar de Parchin, cerca de Teherán, donde la agencia de la ONU sospecha que las autoridades iraníes han realizado pruebas nucleares.

 

Transcurridos los tres meses, se celebrará otro encuentro para evaluar el desarrollo de esta “hoja de ruta”  señaló Sí, que subrayó que Irán permitirá “voluntariamente” las inspecciones en Arak y Gachin, ya que en función del Acuerdo de Salvaguardias firmado entre las dos partes, Teherán “no está obligado a ello”.

 

Las operaciones en Gachin comenzaron en 2004, y la primera remesa de uranio procedente de la mina fue enviada al Centro de Conversión de Uranio de Isfahan en diciembre de 2010.

 

Sobre esta reunión, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró desde Abu Dabi estar esperanzado en que “en los próximos meses podamos encontrar un acuerdo aceptable para todos”, y que el 5+1 e Irán hicieron “progresos” en sus reuniones en la ciudad suiza, pero que los iraníes “no eran capaces de aceptar en este momento” la propuesta internacional.

 

Esta etapa de conversaciones entre las potencias y Teherán, en relación a su programa nuclear, se produce en el marco de una política diplomática definida por el nuevo mandatario, el clérigo moderado Hasan Rohani, quien en su campaña electoral prometió pactar lo antes posible con Occidente para poner fin al conflicto.

 

Londres y Teherán

 

En esa misma línea, Teherán y Londres dieron un importante paso hacia la recomposición de su relaciones bilaterales y, en línea con lo anunciado por sus cancilleres la semana pasada, el Reino Unido nombró  a un encargado de negocios en Irán.

 

Ambas naciones no mantenían relaciones diplomáticas desde el asalto a la embajada británica en el país persa en el año 2011, cometido por un grupo de jóvenes radicales enfurecidos por las “presiones” ejercidas por Londres contra el programa nuclear.

 

La Cancillería británica dijo que Londres espera que la designación ayude al país a tener conversaciones más detalladas y regulares con Irán sobre numerosos asuntos, entre ellos las condiciones para la reapertura de sus respectivas embajadas.

 

Hasta ahora, los intereses británicos en Irán eran atendidos por la embajada sueca en Teherán.