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MANILA. Nada quedó en pie. El tifón Haiyan, dejó devastada la región central de Filipinas. El presidente, Benigno Aquino, declaró el estado de calamidad en todo el país a raíz de la devastación causada por el peor desastre natural de su historia. El supertifón afectó a casi 10 millones de personas, según las ONG, y muchas luchan ahora por sobrevivir sin agua, comida ni refugio, las necesidades más acuciantes de la población.

 

“Llegar a las zonas más afectadas es muy difícil. Los accesos están muy limitados por los daños causados por el tifón en las infraestructuras y las comunicaciones”, dijo el representante de UNICEF en Filipinas, Tomoo Hozumi. Se calcula que hay 615 mil desplazados, de los cuales 433 mil se encuentran alojados en los mil444 centros de evacuación.

 

La falta de víveres de primera necesidad ha hecho que la situación en la población sea insostenible, a la par que miles de personas buscan y ruegan por un asiento en los helicópteros militares para abandonar la ciudad.

 

En la ciudad de Tacoblan también se ha impuesto el toque de queda para todos los residentes con el objetivo de frenar los saqueos y la proliferación de otros delitos después de que la ciudad, capital provincial, quedara “fuera de la ley”.

 

“La gente iba a supermercados, tiendas, farmacias… Básicamente se llevaban todo lo que podía, porque no había ningún tipo de ley ni orden, y necesitaban la comida y el agua”, comentó Lynette Lim, cooperante de la ONG Save the Children.

Según la ONU, Haiyan entró en Vietnam por el norte la madrugada del lunes tras su paso por el mar de China Oriental, y lo hizo con una fuerza disminuida y vientos de más de 100 kilómetros por hora (en Filipinas sobrepasaron los 300 kilómetros por hora).

 

Al menos 13 personas perdieron la vida y otras 81 resultaron heridas en seis provincias en el centro y el norte del país, según el Comité Nacional de Búsqueda y Rescate. Casi 900 mil personas fueron evacuadas desde las zonas centrales del país hasta áreas seguras.

 

En China el paso del tifón dejó al menos ocho muertos. Dos de ellos son tripulantes del buque mercante que quedó a la deriva cerca de la isla de Hainan, en el mar de la China Meridional, después de que se rompieran las amarras en el muelle. Otras cinco personas de la tripulación siguen desaparecidas. La isla sufrió apagones y más de 200 aviones tuvieron que quedarse en tierra o sus vuelos fueron retrasados.

 

Buscan a mexicanos

 

El embajador de México en Filipinas, Julio Camarena, informó que de 300 mexicanos que están registrados en el archipiélago, faltan por localizar a cuatro religiosas tras el paso de Haiyan.

 

Camarena dijo que de 15 mexicanos residentes en las zonas más afectadas, han podido contactar con 10, “nos falta hacer contacto con cuatro religiosas que se encuentran en una de las islas a las cuales no hemos podido llegar”, dijo en entrevista televisiva.

 

El diplomático explicó que todos los connacionales están siendo asistidos por la Embajada y pidió a los mexicanos que tengan familiares en el país asiático que los reporte a la Secretaría de Relaciones Exteriores.

 

En Filipinas, la Embajada tiene registrados a 300 mexicanos residentes, algunos de ellos son seminaristas, religiosas, pilotos y estudiantes, todos ellos ya tuvieron contacto con la legación.

Ayuda internacional

 

Tras la severa y extensa destrucción que causó Haiyan en Filipinas los gobiernos de distintas potencias, entre ellas Estados Unidos, anunciaron que enviarán aviones, alimentos, agua, y efectivos militares.

 

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, ordenó el desplazamiento del portaaviones USS George Washington, que cargará 80 aviones, así como el envío de cinco mil efectivos a la zona afectada, para ayudar en las tareas de rescate y asistencia humanitaria tras el paso del tifón. Se espera que lleguen a Filipinas en las próximas 48 a 72 horas, informó en un comunicado el portavoz del Pentágono, George Little.

 

Por su parte, el Reino Unido enviará un destructor y un avión de transporte militar, anunció el primer ministro británico David Cameron. Londres desbloqueará también una ayuda de 12 millones de euros.

 

Canadá también se suma a las ayudas. En rueda de prensa, el ministro de Relaciones Exteriores, John Baird dijo que su gobierno mandó un equipo de entre 35 a 50 rescatistas militares a bordo de un aparato C-17 para participar en las operaciones de emergencia.

 

Australia anunció la donación de 10 millones de dólares. En tanto, en Manila se anunció que Arabia Saudita donara cien mil dólares a través de su Programa para el Desarrollo para el apoyo a los damnificados.

 

Mientras tanto, el papa Francisco decidió una efectuar “primera contribución” de 150.000 dólares de ayuda a la población filipina azotada; la Organización Mundial de la Salud (OMS) envió un cargamento de medicinas para cubrir las necesidades básicas de 120 mil personas durante un mes y suministros para 400 intervenciones quirúrgicas.

 

Médicos Sin Fronteras ha indicado en un comunicado que ha iniciado el envío de unas 200 toneladas de material médico para tratar heridas, vacunas del tétanos, tiendas de campaña y productos de higiene, además de un equipo de 30 médicos, psicólogos y personal logístico.

 

Se sumaron también los gobiernos de Ecuador, Chile, Italia, Costa Rica, República Dominicana, entre otros.

 

Filipinas, acostumbrada a los estragos de la naturaleza, cuenta con mil 700 centros de atención a evacuados. Pero la fuerza de Haiyan ha desbordado todas las previsiones y las autoridades no saben si podrán soportar la embestida de un nuevo huracán. En algunos centros no hay agua corriente y ya hay problemas de saneamiento graves.