Esta selección es el reflejo de su entrenador. Así de simple. Miguel Herrera, el tipo arrebatado, poco reflexivo, capaz de perder la cabeza y quedarse sin un Mundial por no aguantar un insulto, boquiflojo, echado para adelante, confiado rayando en la soberbia y a la vez con la humildad de aceptar que lo moderen y admitir puntos de vista diferentes, le puso un alma al equipo.

 

Porque ¿qué es el deporte si se práctica sólo siguiendo el manual? La respuesta es la selección de José Manuel de la Torre, un ser poco imaginativo, que aprendió tres fórmulas y nunca quiso saber más. Encima de eso, pretendió que sus jugadores se adaptaran a un esquema, rígido cómo son los esquemas. Encerró en una cajita el talento de futbolistas como Giovani o Guardado y confió en los que nunca le cuestionaron nada.

 

Con Herrera, tipos limitados como Miguel Layún se volvieron capaces de bajar un balón de cuarenta metros que le vino de Rafa Márquez, para dar el pase del tercer gol. Así, picapiedras como Francisco Rodríguez daban pases bombeados al frente y hacían túneles. Encorajinados elementos como Paul Aguilar deban el partido de su vida o ninguneados como Moisés Muñoz que dejaba sin balones a las torres neozelandesas o Juan Carlos Medina que repartía el juego como importado de la Serie A italiana.

 

Si así jugaban los que en tiempos normales ni siquiera estarían en segunda fila para integrar el Tri, ya se entiende el desempeño de Rafa, de Peralta o de Jiménez, que va a vender caro su puesto para un chícharo o cualquier otra hortaliza que quiera venir a quitárselo.

 

Desde ahora podemos irle reservando el boleto de avión a Herrera para dirigir en Brasil. Es él y 25 jugadores, los que sean, ya se vio.

 

Da lo mismo ir al Mundial con un entrenador del tipo de De la Torre,Tena, Vuicetich, Aguirre. Sabríamos que el equipo admitiría pocos goles, tendría posesión del balón, jugaría al tú por tú, y terminaría por regresar tras el cuarto partido. Herrera no va a ganar el Mundial, pero no es lo mismo regresar del torneo después de poner de rodillas a Argentina, como el equipo de Ricardo La Volpe, que perdiendo ante Estados Unidos o la misma albiceleste de la mano de Aguirre.

 

Habrá que a ver a verdaderos talentos como el de Giovani o Carlos Vela bajo el mando de un desenfrenado Miguel Herrera. ¿Chicharito? No sé, después de ver a Jiménez intentar y casi anotar con un remate de escorpión, ya no estoy seguro de nada.

 

Los demás son los que ya vimos, quizá con la incorporación de Héctor Moreno. Los Guardados, Aquinos, Ochoas, Reyes, Herreras y demás europeos, bueno, en la banca nunca sobra nadie.

 

¡QUÉ RICO! DICE MIGUEL HERRERA

 

Miguel Herrera hizo lo que ningún otro hombre en el banquillo tricolor había podido: encontrar el Punto G del Tricolor para llevar al éxtasis a la afición mexicana con una lluvia de goles que hoy tienen al Tri con altas posibilidades de estar en el mundial de Brasil. Así le preguntaron y él se sonrojó un poco, sonrió tímidamente y reconoció que en efecto, consiguió que su equipo gustara, ganara y goleara, logrando así un efecto orgásmico en el Estadio Azteca.

 

“¡Qué rico! Es lo importante, creo que hoy la cancha comulgó con la tribuna, estábamos en deuda y aunque hoy no quedó saldada el equipo se mostró y le agradeció a la gente entregándose en la cancha”, manifestó El Piojo, quien resaltó el hecho de que sus pupilos salieran de la cancha en medio de una ovación generalizada.

 

El estratega nacional dijo que la fórmula para haber logrado el marcador de 5-1 ante Nueva Zelanda fue el control emocional de sus muchachos en un partido de gran envergadura, un aspecto que lo dejó sumamente contento y con la confianza de culminar el trámite en Wellington.

 

“Fue importante no desesperarse, porque sabíamos que ellos iban a jugar con un 5-4-1, que más bien fue un 5-5 y lo importante era ni desesperarse ni alocarse, porque regalarles espacios era perder la cuadratura que habíamos trabajado”, puntualizó el técnico del Tricolor, quien no pierde la ilusión de embarcarse con el combinado nacional a la Copa del Mundo del siguiente año, pero sabe que es una decisión que ya no depende de él.

 

“Yo voy por el boleto, a mí me trajeron para dos partidos y voy a cerrar el siguiente. Para nada estamos confiados, esto no está finiquitado, es un 0-0 para nosotros, buscaremos hacerles daño y demostrar que este equipo está trabajado para eso, y ya después determinarán quién será el técnico para el Mundial, porque seguro que México estará allá”, externó Herrera, quien partió junto al equipo a Nueva Zelanda tras el encuentro, con la intención de mantener un idilio entre él y el público mexicano con el boleto mundialista.