La periodista Mar Abad, Redactora en Jefe de la revista española Yorokobu, creó un nuevo estilo de hacer y ver a Instagram, la red social de fotografías de Facebook, al agregarles textos cortos. Los InstaRelatos son “una especie de cápsula minúscula que, en su interior, guarda todos sus componentes. Un lugar, un momento, un suceso y unos personajes”, define en un artículo publicado por la Fundación para el Español Urgente (Fundéu).
Hace dos años publicó el libro Twittergrafía con Mario Tascón, periodista español y especialista en escritura digital, por lo que no es nueva su búsqueda de narrativas diferentes que ayuden a explicar el mundo actual. “No tenemos que estar entre corchetes. Hay que probar de todo sino nos volvemos tristes y sin ideas”, recomienda en plática vía Skype desde Madrid.
“Los relatos en Instagram pueden describir situaciones reales o ficticias. O mezclar realidad y ficción. O realidad y emoción. Igual que es la vida. La imagen suele soportar la carga más mundana. La escena, el paisaje, el objeto o el personaje fotografiado marcan la parte dada de la historia o, llamémoslo a partir de ahora, Instarelato”, añade en el manifiesto que detalla qué son los InstaRelatos. Define que no deben medir más de “cinco o seis líneas. Es decir, no más de unas 40 palabras. Un texto largo produce pereza. Instagram no es un lugar de lectura. Es un pildorazo. Un espacio para contar cuentos como el que bebe un espresso. ¡Ras! Adentro de un trago”.
PARÉNTESIS GUTEMBERG
Comenzaron en enero “cuando fui a Japón me encontré con una realidad absolutamente maravillosa para mí; tantos estímulos que encontraba a mi alrededor, tantas historias. Empezaron a salir de esa experiencia y poco a poco la gente me ha escrito para comentarme que les gusta mi trabajo. Han madurado poco a poco desde entonces”.
Este híbrido propio del ciberespacio forma parte del llamado paréntesis Gutemberg, que, de acuerdo con investigadores europeos y de Estados Unidos, la humanidad ha vuelto a la comunicación oral como principal forma de comunicación, luego de la invención de la imprenta con la que se masificaron los libros. Aunque la mayor parte de la historia ha sido así desde la impresión masiva de textos lo más importante en los últimos siglos fue lo impreso. Mar Abad asegura que con la ayuda de las redes sociales “hemos retornado al camino: la gente en Twitter y Facebook no escribe cosas como *Muy mi señor mío*, escribe tal como habla. Eso es lo oral”.
“Los grandes oradores griegos no confiaban en la letra impresa; Aristoteles decía que la comunicación perfecta era el habla. Aunque ahora lo escribimos se puede decir que hablamos en bits”.
Sobre las redes sociales del futuro explica que no importa cómo se llamen en los próximos años, sólo que será “necesario que protejan la privacidad de los usuarios para que no lleguemos a una peor distopia que la de 1984 de George Orwell. “Sería muy peligroso que una sola domine al mundo como ahora Facebook; sería dañino que todo siga en manos de Google”.
Recomienda tener cuidado con lo que en ahora escribimos “ya que en cinco años serás juzgado si lo haces de manera incorrecta. Hay que pensar muy bien qué escribimos, porque el pasado se puede volver contra uno. Las empresas reclutan personal buscando en las redes sociales, por eso mucha atención con perfil profesional, qué dices, cómo hablas y con quién hablas”.
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