CIUDAD DEL VATICANO. El Papa Francisco aprobó la creación de una oficina de vigilancia contra el lavado de dinero en El Vaticano y le asignó los respectivos recursos profesionales.
Según informó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, la nueva oficina formará parte de la Autoridad de Información Financiera (AIF), el organismo establecido en diciembre de 2010 por Benedicto XVI para combatir el reciclaje de capitales.
La conformación de ese ente es parte de un decreto papal “Motu proprio” (por propia voluntad) que fue firmado por Jorge Mario Bergoglio el 15 de noviembre y que entrará en vigor el día 21 de este mes.
Ese texto aprobó un nuevo estatuto para la AIF que, entre otras cosas, la dotó de una estructura acorde a las exigencias internacionales.
El decreto “distingue los roles y responsabilidades del presidente, del Consejo directivo y de la Dirección del AIF para que pueda desarrollar más eficazmente sus funciones con plena autonomía e independencia”, dijo Lombardi.
Eso es exactamente lo que pidió al Vaticano el Moneyval, el organismo de la Unión Europea responsable de monitorear el cumplimiento de los Estados miembros a las directivas internacionales de transparencia financiera.
Actualmente el Estado pontificio está siendo sometido a un procedimiento de certificación que busca su inclusión en las listas de los países virtuosos en materia de transparencia.
El “Motu propio” dado a conocer este día da seguimiento a otro similar publicado el 8 de agosto pasado, que atribuyó nuevas funciones a la AIF.