SAN LUIS RASSINI ESTÁ EN CAMINO DE CONVERTIRSE EN UNA EMPRESA DE 1,000 MILLONES DE DÓLARES (MDD), gracias a una serie de contratos obtenidos para surtir plataformas de gran volumen de Ford, General Motors y Chrysler, las llamadas Big Three de Detroit.
La crisis financiera de 2008 redujo el crédito al mínimo y derribó las ventas de vehículos en Estados Unidos, pero los consumidores estadounidenses están de regreso y eso se traducirá en un aumento de 29% de los ingresos de Rassini para finales de 2015, de los 713.1 mdd que factura actualmente.
Un hombre clave en este resurgimiento es Eugenio Madero, hijo de Antonio Madero, quien compró Rassini al gobierno junto con un grupo de socios en 1988. Madero hijo es CEO de Rassini para Norteamérica, el gran mercado para esta autopartista mexicana, seguido de Brasil, donde obtiene alrededor de un tercio de sus ingresos.
El principal negocio de Rassini son las suspensiones para vehículos medianos, sobre todo pick up, un segmento del que es dueño casi absoluto, seguido del negocio de frenos, que provee para una gama más amplia de vehículos. Rassini es un fabricante integrado cuyo proceso industrial incluye la fundición, manufactura y acabados de las piezas, y que obtiene de Norteamérica 70% de sus ingresos.
La facturación de 1,000 MDD será resultado de una serie de contratos ya acordados, como el suministro de piezas para la nueva plataforma de pick up de Ford, la Serie f, que será lanzada en 2014, y que aumentará 5% las compras de Ford a Rassini.
También abastecerá la nueva plataforma de gm, la k2xx, sobre la que esta automotriz fabrica la Cheyenne, Silverado y Suburban. Con estas plataformas, Ford y gm aportarán 65% de las ventas de Rassini, dice Madero.
La compañía espera abastecer de suspensiones también a Freightliner Trucks (la marca de camiones de carga en Estados Unidos de Mercedes Benz) y lograr el contrato para surtir a Audi, subsidiaria de Grupo vw, en su nueva planta de Puebla.
La compañía tiene tecnología que le permitió reducir 18% el peso de los frenos que vende a gm para el deportivo Corvette. Y desde hace unos meses abastecer de discos para frenos el Quattroporte y el Ghibli, dos autos de lujo de Maserati, la armadora italiana propiedad de Grupo Fiat que fabrica en Turín para todo el mundo.
Pero la diversificación que necesita Rassini podría venir del sur del Continente, antes que del norte, y de los vehículos carga, antes que de los autos de lujo. Su próximo cliente grande podría ser man, la división de camiones de vw en Brasil, a la que comenzará a vender suspensiones y posiblemente discos para frenos (un producto con ventas reducidas en ese país).