De pie lo recibieron –con esos tonos ciberespaciales de The Awaken , “de pie” pidió el propio Ernesto Cordero que se pusiera su partido, y de pie le acompañaron los cerca de mil asistentes las últimas frases de su discurso, al grito de “¡Sí-se-puede!”.

 

Eufóricos lucían los corderistas: Javier Lozano se quedó ronco de gritar; Max Cortázar lucía la sonrisa de oreja a oreja; Roberto Gil Zuarth, Luisa María Calderón, José Rosas Aispuro, Eufrosina Cruz, Adriana Dávila, Mariana Gómez del Campo, Salvador Vega Casillas, Luis Fernando Salazar, batían palmas como en sus mejores tiempos.

 

Junto con ellos, disfrutando el momento, los gobernadores de Baja California Sur y de Sonora, Marcos Covarrubias y Guillermo Padrés (no así el de Baja California, Kiko Vega, aunque sí fue el presidente del Congreso de la entidad, Cuauhtémoc Cardona: ni el de Guanajuato, Miguel Márquez).

 

Y no, por supuesto que no asistió el líder nacional del partido, Gustavo Madero; ni tampoco se pararon por ahí (en el World Trade Center) Josefina Vázquez Mota, ni ninguno de los ex gobernadores ni integrantes de Panistas por México que la apoyan para liderar al partido.

 

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