El mercado de San Pedro de Los Pinos, ubicado en la calle 2 al cruce con la calle 7, no sólo ofrece poder saborear buenos mariscos, y que podrían considerarse de los más limpios en el DF según presumen sus locatarios. Pronto también fungirá como galería de arte.
Syrel Jiménez Lobato, coordinadora del Proyecto Marchante. Un trueque con el arte, al pie de un mural de más de 400 metros cuadrados cuenta que a través de pinturas, grafitis e instalaciones buscan revivir y dar identidad a 10 de los más de 300 mercados del Distrito Federal.
No es exactamente una zona residencial en la que funcionarios eligen sus moradas, pero un vistazo rápido a sus calles permite asegurar que esta colonia enclavada en el extremo de la delegación Benito Juárez que colinda con Alvaro Obregón luce muy distinta a los barrios populares de la Gustavo A. Madero.
Es una colonia antigua y con historia. Su mercado se fundó en 1957, y entre sus calles se encuentran las ruinas de una pirámide construida en honor a Mixcóatl (Serpiente en la nube), el dios de las tempestades, las guerras y las cacerías según la mitología mexica. Se le encuentra en el cruce de periférico sur y el Eje 6 Sur San Antonio.
Las 10 de la mañana. Y en un día habitual las amas de casa salen al mercado a realizar las primeras compras del día. Los locales ya las esperan con frutas, verduras, abarrotes, mariscos y hasta sushi. Si acaso uno o dos rezagados se preparan para exhibir sus productos.
Mientras pequeños pasean por el Parque Pombo a un costado del mercado, los “viene viene” enjabonan, enjuagan y pasan el trapo a los primeros autos del día, la vista a la calle dos advierte un gran mural que reúne peces, tiburones toro, arrecifes, pinos y a el dios mexica bajo olas multicolores. Una nueva vista para esta comunidad, que aún esta en proceso.
Nacidos en enero pasado y con la ayuda de un millón 200 mil pesos, como parte de una beca del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Marchante ha intervenido ya siete mercados.
Ahora trabajan en el de San Pedro de Los Pinos. Antes de que termine el año esperan concluir el resto: el 25 de julio, en GAM; De la Cruz, en Magdalena Contreras y el Tianguis del Chopo, en Cuauhtémoc.
(Syrel Jiménez Lobato. Foto: Roberto Hernández | 24 HORAS)
El costo aproximado de cada mural es de 100 mil pesos. Son resultado de un trabajo colectivo, pues si bien la labor de pintura está en manos de los artistas, hay un trabajo muy importante previo.
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) hacen un estudio histórico, antropológico, social, urbano y arquitectónico, para saber cuál es la particularidad de cada mercado y que ésta quede plasmada en la obra.
“Lo que intentamos hacer no es nada más llegar y pintar una barda, sino llegar e introducir (en el trabajo) a las mismas personas del mercado, que saben que forman parte del proyecto”, explica Syrel, que a momentos llama a una perra que encontró abandonada días antes en la carretera.
La Unidad Grafiti de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) también colabora con Marchante. Durante la charla que 24 HORAS sostuvo con Syrel y los tres artistas urbanos encargados de pintar el mural, con buen humor se presentó el policía Raúl Flores Pérez, quien pertenece a dicho grupo y opina que el proyecto avanza “de maravilla”.
El mural de San Pedro de Los Pinos lleva de progreso casi dos semanas y aún falta otra para que quede completo, relatan los artistas Jesús Vicente Laguna, “Gotha” y Juan Carlos Orozco Mezo, “Jomer”, ambos del Colectivo Chiquitraca, quienes hablan zapoteco por ser originarios de Juchitán, Oaxaca; así como Ismael Marín Aguilar, “Aphex”, integrante del colectivo Visual Psy.
(Mural del mercado San Pedro de Los Pinos. Foto: Roberto Hernández | 24 HORAS)
“San Pedro de Los Pinos es sui generis a todos los otros murales porque casi todo es del mar. En el mercado, la mayoría de la comida son mariscos, nada más tenemos una carnicería, pero el que te da la carne es un novillero, que en sus tiempos jóvenes picaba los toros, entonces su local está lleno de sus trofeos”, cuenta Syrel.
Tanto Syrel como “Gotha”, “Jomer” y “Aphex”, coinciden en que el proyecto ha servido para llamar la atención hacia los mercados, pues estos han perdido clientes frente a la multiplicación de las tiendas de autoservicio y la expansión de las grandes cadenas de supermercados.
Lobato Jiménez asegura que la intención es que los locatarios de los mercados se apropien del mural, y con entusiasmo recuerda el caso del mercado Melchor Ocampo, en la calle Medellín, de la delegación Cuauhtémoc.
“Zombra”, un grafitero ilegal, aprovechó la noche para arruinar el mural $2,950 Marquesina. Identidades Compartidas de Cristian Pineda. No fue una sino tres veces, evoca con molestia Syrel. La primera ocasión eliminó todo el mural, 2se veía horrible, apenas fondeábamos afortunadamente”.
Días después, cuando el mural ya estaba terminado, volvió junto a otro grafitero, “Fico”, esta vez arruinaron completamente la obra, por lo que el colectivo Visual Psy tuvo que reconstruirlo con base en las fotografías que se tomaron, pues el autor original se había ido de viaje.
(Mural en el mercado de Medellín. Foto: Facebok Marchante)
“Nosotros fuimos ilegales mucho tiempo” –admite Jomer– (pero lo del Zombra) es una falta de respeto entre colegas, hay un buen de espacios para rayar, hasta patrullas.
A la tercera, por iniciativa de los vendedores del mercado que querían cuidar el mural, se tapizó la obra con un antigrafiti, “otra vez llegaron ‘Zombra’ y compañía a pintar, pero ya tenía la capa y no resultó dañada la obra”.
“Esa es una parte importante para nosotros, que el mercado sí está respondiendo a su mural, y le está interesando que quede bonito, lo cuida, y llega más gente al mercado, al menos se acercan a ver al mural cuando antes no sabían ni lo que ahí había”, señala la titular de Marchante, que ya había tenido experiencia en trabajar con grafiteros desde la Secretaría de Cultura del Distrito Federal.
Para Jomer y Gotha el proyecto busca “rescatar lo que se ha ido perdiendo en los mercados, plasmar las vivencias de las personas, la historia del mercado, a partir de las técnicas del aerosol y un muro agradable”.
(Marisquería de la señora Ana María Ramírez. Foto: Roberto Hernández | 24 HORAS)
“Yo prefiero que exista un mural (en el mercado) a que esté pintarrajeado por grafitis, que no me agradan porque para los jóvenes es arte pero pienso que no es el lugar adecuado para que lo pongan.
“El mural le da buena vista al mercado, mientras sea algo bonito y agradable yo no creo que sea malo”, comenta la señora Ana María Ramírez, encargada de la marisquería “Altamar”, fundada en 1957 por su padre Luis Ramírez.
El administrador del mercado San Pedro de Los Pinos, Ángel Alarcón Reyes, también ve con buenos ojos la medida impulsada por Marchante, un truque con el arte. Para él “ha sido algo magnifico, ha habido buenos comentarios de los locatarios y las habitantes de la zona”.
Como la señora Ana María, el administrador del mercado no está de acuerdo con los grafitis, “hay de varios tipos desde el más corriente, mediano y el decente, el de calidad, como es el que están aplicando en este centro de abasto”.
(“Gotha” pintando el mural. Foto: Roberto Hernández | 24 HORAS)
Es claro que no sólo de fruta, verdura, abarrotes o comida se llenan los mercados, también de arte, gracias al trueque que ha hecho Marchante con 10 establecimientos de los más de 300 de la capital mexicana.
No obstante, si el mural es un acto artístico extramuros, también los locatarios quieren colaborar con algo intramuros, y para muestra lo que hizo el señor Jorge González Cabrera, de 53 años, dueño de la cremería del local 12 del mercado San Pedro de Los Pinos, en donde trabaja con su esposa.
Desde una esquina observa a “Aphex”, “Gotha” y “Jomer” mientras pintan el mural. Comenta: “la obra va a servir para cambiar la imagen de los mercados, ojalá también atraiga a más personas, finalmente somos gente trabajadora, y ojalá nos visiten”.
Pero no sólo compartió su opinión, también un poema que él mismo escribió sobre su el mercado en el que trabaja desde hace más de 50 años.
Qué bonito es mi mercado,
Con su techo alto, muy alto y bien pintado.
Qué grande es mi mercado,
Con 192 puestos bien organizados,
Donde venden flores, frutas, verduras y de limón son los helados.
Qué bonito es mi mercado,
Tendrías que visitarlo,
Es de techo alto, está bien organizado.
Qué grande es mi mercado,
Hay comida de mariscos, quesadillas, sopes y guisados.
Qué bonito es mi mercado,
Está en San Pedro de Los Pinos,
Enfrente de él está la iglesia,
Y el Parque Pombo a su costado.
Qué grande es mi mercado,
Se vende carne de res, de puerco y de venado.
También encuentras quesos, cremas, ate y uno que otro producto importado.
Qué bonito es mi mercado,
Aquí se vende pollo, longaniza y fresco está el pescado.
Qué bonito mi mercado
Con más de 50 años, es un inmueble sagrado.
Qué grande es mi mercado
Haber crecido contigo es lo mejor
Que me pudo haber pasado.
Qué bonito es mi mercado.