SAO PAULO. La camiseta más famosa del fútbol, que alguna vez lucieron Pelé, Garrincha, Tostao, Romario y Ronaldo, no fue lo suficientemente atractiva como para convencer a Diego Costa de que represente a Brasil y no a España en la próxima Copa Mundial.
Hace una década hubiera resultado impensable que un jugador brasileño le dijese no a la “selesao”. Pero cuando hace pocas semanas el delantero del Atlético de Madrid se vio forzado a optar entre su país de nacimiento y el que le dio fama y fortuna, pocos se sorprendieron cuando eligió a España.
Derrotas en los cuartos de finales de los dos últimos Mundiales le quitaron lustre al equipo brasileño, que jugó la final de tres mundiales seguidos entre 1994 y el 2002, ganando dos de ellos.
El Mundial del año que viene se disputará en Brasil, pero el equipo local no es considerado el gran favorito a pesar de que tiene a Neymar, una de las grandes luminarias del fútbol, un técnico ganador como Luiz Felipe Scolari, que sacó campeón a Brasil en el 2002, y de que ganó sin objeciones la Copa de las Confederaciones, aplastando 3-0 a España en la final.
Brasil, después de todo, figura onceavo en la clasificación de la FIFA, detrás de equipos como Colombia y Suiza. Y no sería cabeza de serie en el sorteo del 6 de diciembre a no ser porque es el país anfitrión.
El pentacampeón mundial ni siquiera puede considerarse el gran cultor del ‘jogo bonito’, que fue su sello distintivo. La España de Xavi Hernández y Andrés Iniesta es hoy por hoy la abanderada del buen fútbol, acompañado de resultados, ya que ganó el último Mundial y dos veces seguidas la Eurocopa.
Luego de coronarse en el 2002, Brasil era favorito cuatro años después en Alemania. El técnico Carlos Alberto Parreira, timonel de la selesao campeona de 1994, llenó el plantel de figuras de la talla de Ronaldinho, Ronaldo, Kaká, Adriano y Roberto Carlos. Pero la Francia de Zinedine Zidane los dejó afuera en los cuartos de final.
La misma historia se repitió en el 2010, en que un equipo de obreros al mando de Dunga sucumbió en la misma etapa ante Holanda.
El actual equipo de Brasil tal vez sea la envidia de algunas naciones chicas, pero no se compara con algunas selecciones brasileñas del pasado.
De todos modos, es candidata a ganar su sexto. Después de todo, Brasil es Brasil. Jugará en casa y tiene a Falipao Scolari.
La defensa es sólida, con Thiago Silva (París Saint Germain) y David Luiz (Chelsea) en al centro, a Maicon (Roma) y Daniel Alves (Barcelona) en la derecha y a Marcelo (Real Madrid) en la izquierda.
Tendrá el apoyo de Paulinho (Tottenham) y Luiz Gustavo (Wolfbur), dos volantes de marca. Oscar (Chelsea) será el encargado de generar juego y Neymar el de llevar peligro al arco contrario.
El equipo, no obstante, tiene varios flancos débiles. El arquero titular es Julio César, cuyo error le costó el partido contra Holanda en el 2010 y quien milita ahora en el Queens Park Rangers, donde no está jugando.
Con sus escasos 22 años y enormes expectativas en torno a lo que puede hacer, muchos se preguntan sin Neymar podrá resistir la carga que lleva sobre sus hombros.
Uno de sus compañeros en el ataque será seguramente Fred, que no juega desde hace tres meses por una lesión muscular. Otro, Hulk, rinde mucho en el esquema de Felipao pero no le llega ni a los talones a los talentosos artilleros que presentó Brasil en el pasado.
Ante la falta de variantes ofensivas, Felipao ha estado probando a Robinho en los últimos amistosos y se cree que tiene posibilidades de quedar en el equipo a pesar de que casi no juega en el Milan.
Es probable que sus aptitudes de goleador le hubiesen dado a David Costa la titularidad en Brasil. El hecho de que haya preferido a España, donde debe pelear el puesto con varios otros jugadores, demuestra que Brasil ya no es el centro de gravedad del fútbol.
Para volver a serlo, deberá ganar el Mundial.