LA HABANA. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) afirmaron aquí en el inicio de la 17 ronda de pláticas con el gobierno de Juan Manuel Santos, que el narcotráfico es un problema mundial y no es exclusivo de ese país, sino que ha contaminado todos los circuitos financieros de la economía global y consideró que la solución a este fenómeno debe comprometer al conjunto de las demás naciones.

 

La declaración vino de boca del jefe de la delegación guerrillera a los diálogos, Iván Márquez, quien agregó que hoy en día, la droga se ha convertido en “un grave problema de salud pública mundial”.

 

No obstante, el guerrillero lamentó la enorme influencia de este fenómeno sobre el tejido social colombiano, incluyendo al Estado.

 

“Hace dos décadas, Joe Toff (exdirector para Colombia de la DEA, Administración para el Control de Drogas) afirmó que Colombia era una narco-democracia”, recordó.

 

“El rigor de la represión y de las medidas punitivas contra la criminalidad que se desenvuelve en los procesos de producción, comercialización y consumo de las llamadas drogas ilícitas, derivadas del procesamiento de la hoja de coca o de otras plantas no debe recaer sobre los eslabones más débiles de la cadena que son los consumidores y los campesinos”, enfatizó Márquez.

 

“Los beneficiarios principales del negocio ilegal son los emporios financieros del mundo”, agregó.

 

Ambas partes comenzaron ayer en la mesa la discusión del problema de las drogas ilícitas, tercer punto de seis que tiene la agenda.

 

“Nuestras posiciones frente al asunto que trata el tercer punto han sido históricamente claras”, agregó Márquez, quien dijo que este problema es tomado por excusa para el intervencionismo de potencias extranjeras en el conflicto interno.

 

A finales de mayo pasado se alcanzó un primer acuerdo parcial sobre el tema agrario y a inicios de noviembre llegó un segundo pacto, referido a la futura participación política del grupo rebelde y otras organizaciones tras el fin del conflicto.

 

En sus declaraciones a la prensa cuestionó también los intentos por erradicar la coca.

 

Si convenimos que no es lo mismo que la cocaína, resulta ilógico que para acabar con el narcotráfico se deba erradicar una planta que puede brindar beneficios a la humanidad.

 

Además, el plenipotenciario del mayor grupo armado de Colombia en La Habana invitó a investigar los inicios de ese negocio y quienes se beneficiaron con el mismo.

 

Asimismo incitó a indagar si existe alguna conclusión de las autoridades judiciales en torno a la alianza del gobierno de César Gaviria (1990-1994) con el cartel de Cali y la financiación de este último al Bloque de Búsqueda en sus inicios.

 

¿Por qué no hay capturas en Estados Unidos de los capos mafiosos de la distribución de drogas en ese país?, añadió.

 

Según Márquez, esas inquietudes llevan a pensar que el narcotráfico es un complejo problema cuya solución requiere del concurso de la comunidad internacional.

 

El debate comenzó sólo días después de haberse cumplido el primer aniversario de las conversaciones de paz -el pasado 19 de noviembre. Al igual que en los temas anteriores, cada parte llega con una visión distinta del problema que será objeto de discusión. Por un lado, las FARC niegan sus vínculos con el narcotráfico, rechazan las comparaciones de autoridades y agencias antidrogas con un cartel mafioso y atribuyen los cultivos ilícitos al abandono estatal del campo.

 

Por el otro lado, el Gobierno sostiene que los cultivos de coca, marihuana y amapola son un eslabón de la “larga cadena de ilegalidad como “combustible” del conflicto y la mayor fuente de financiación para sostener a los ocho mil hombres alzados en armas y su aparato bélico”.

 

De momento, el acuerdo general para la terminación del conflicto, firmado por ambas partes, expresa que la discusión versará sobre los programas para sustituir los cultivos ilícitos y los planes de desarrollo y de recuperación ambiental de las áreas afectadas.