CANBERRA. La inteligencia de Australia ofreció entregar una gran cantidad de metadatos privados de sus ciudadanos, es decir, toda la información generada por los australianos comunes y corrientes, con agencias del mismo tipo de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Nueva Zelanda, Según documentos filtrados por Edward Snowden y publicados por The Guardian, se discutió compartir “información médica, legal o religiosa”, lo que estaría fuera de sus atribuciones legales como agencia.

 

Se trata de una iniciativa de la agencia de inteligencia Australia conocida como Defensa de Señales (DSD) en un encuentro con representantes del conocido Club de los Cinco Ojos en abril de 2008, según los documentos.

 

Los metadatos son informaciones adicionales que genera el usuario al utilizar la tecnología, como por ejemplo la fecha y hora en que realizamos una llamada, el lugar donde se tomó una foto o el destinatario de un e-mail. Entregar estos datos “en masa” implica que no se ha borrado ni editado nada para proteger a ciudadanos comunes cuyos datos pueden haber sido recolectados en la operación, aun si no tenían nada que ver con la investigación que estuviese llevando a cabo la agencia.

 

El documento filtrado por Snowden muestra que la DSD propuso a los demás miembros del club compartir sin orden judicial un cúmulo de información no reducida ni limitada de carácter jurídico, comercial, médico y religioso, a pesar de que los métodos de procesamiento de los datos actuales permiten destacar la información necesaria para no entregar los datos completos. Según los documentos publicados, solamente Canadá rechazó esta iniciativa, insistiendo en que la información compartida con otros países tiene que ser minimizada.

 

No obstante, el documento comprueba en cierta manera el hecho de que la inteligencia australiana recoge sin autorización información personal de sus ciudadanos, violando las leyes del país.

 

Geoffrey Robertson, abogado especializado en derechos humanos, dijo a The Guardian que si lo que describen los documentos se llevó a cabo, esto significaría una violación de los artículos ocho y 12 de la Ley de Servicios de Inteligencia de 2001, que establece un estricto requisito ministerial que autoriza compartir datos de un ciudadano australiano únicamente si este está involucrado en un acto de terrorismo o involucrado en Delincuencia Organizada.

 

Dado que los documentos filtrados corresponden a un borrador, no se sabe finalmente si Australia entrega actualmente o no este tipo de información a sus socios. Hasta ahora el gobierno anterior y la nueva administración de Abbott, evadieron dar aclaraciones al respecto.