El pasado lunes 2 del presente el arquitecto Carlos Mijares Bracho recibió la Medalla Bellas Artes 2013 “… por el mérito a la labor artística que tiene un claro impacto en beneficio de la promoción y la difusión de las artes en nuestro país.”… muy merecidamente.

 

De Carlos Mijares recibí invaluable lección desde que era estudiante. Primero en séptimo semestre cuando trabajábamos en un proyecto para la Catedral de Atlacomulco conseguí que me recibiera en su casa de Francisco Sosa en Coyoacán (maravillosa, por cierto). Mijares no daba clases en la Anáhuac, pero sabía de él y de su magnífica obra gracias al arquitecto Javier Carral Escalanate, íntimo amigo de ambos. Estaba obsesionado con la capacidad de la nave de la iglesia que nos habían pedido (1000 personas) y a partir de esa inquietud nos platicó de muchas cosas con gran generosidad y mayor conocimiento; concluyó con la contundente sentencia, palabras más o menos: no importan si son mil, diez mil, cien o una persona; en peregrinación o en solitario el lugar debe inspirar devoción, eso es lo verdaderamente importante…

 

Al poco tiempo, iniciando mi vida profesional, en la primera o segunda oportundiad de trabajo que se me presentó, opté por el “tabique enhuacalado”. Le llamé para preguntarle sobre el material que usaba en sus ya famosas obras…con gran generosidad, nuevamente, me describió detalladamemte todas las bondades del tabique de barro rojo cocido de Michoacan, pasándome inclusive nombre y teléfono de su proveedor, amabilísimamente. La obra que hice con la impagable confianza de mi cliente me trajo muchas satisfacciones a pesar de mi juventud. La nobleza del material que Mijares hizo suyo hasta la erudición en una forma distinta, quizas más artesanal que la de Louis Kahan o la de Rogelio Salmona,  definieron una posibilidad infinitamente expresiva desde el sistema constructivo. Arquitectos como Francisco Serrano, Aurelio Nuño, Carlos McGreggor y Clara de Buen, o Alberto Kalach han explroado alguna vez en obras magníficas esa forma de construir con tabique “reinterpretado” en tanto sistema constructivo.

 

La inspiración de una lección de valor inconmensurable o el contagio desde el afortunado consejo profesional recordados arriba, multiplicados por el número de alumnos que han pasado por su instrucción en diversas Escuelas de Arquitectura, además de un obstinado trabajo intlectual alrededor del oficio del arquitecto, lo han colacado como un referente unánime para la arquitectura de nuestro país. Él es un arquitecto apreciado por arquitectos.

 

En 2008, tuvimos la suerte de reconocerle con la Medalla Antonio Attolini Lack de la Universidad Anáhuac México Sur. En dicha ocasión Javier Carral nuevamente nos reiteró con palabras memorables el talento profesional y la calidad humana de su amigo Mijares, quien a su vez dedicó gran parte de su ponencia a contar –con sobrada amenidad y humildad sobre todo- la historia de la construcción de la Parroquia de Ciudad Hidalgo en Michoacán. Sabiduría expresada en una suma de aciertos anecdóticos de poco más de diez años de construcción.

 

Al tiempo visité sus obras en Michoacán además de la Christ Church en las Lomas de Chapultepec y otras de sus obras; resulta fácil recordarlas todas por separado, como si fueran fragmentos magistrales de una sola gran obra maestra. A saber me falta conocer una casa en Durango que él mismo me recomendó recientemente tanto por la obra cómo por el Dulce de Almedndra que allí se consigue…desde luego queda pendiente el compromiso por ambos motivos.

 

“Lo que he hecho, no lo he hecho yo, lo hacen otros que son olvidados, para quienes no hay acceso al reconocimiento. Uno llega con ellos dispuesto a aprender, lo invitan a tener una actitud con ellos que les permita enorgullecerse de lo que hacen. Eso lo hice yo”, dijo Carlos Mijares el lunes en Bellas Artes.

 

Disculpando la acentuada primera persona gramatical de esta breve felicitación, me permito hacerla extensiva al Instituo Nacional de Bellas Artes por el afortunado otorgamiento, que sumado al de Elena Poniatowska, Luis Nishizawa, Abraham  Oceransky y Arturo Ripstein integran una esperanzadora noticia para la cultura de nuestro País. Enhorabuena.

 

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