BUENOS AIRES. Se puede escuchar el programa “Todos nosotros estamos locos por el tango” antes de verlo. Y para llegar a él sólo se deben seguir los acordes melancólicos de la orquesta, por los pasillos laberínticos del Hospital Borda.
Ahí, en un salón de baile en las profundidades del nosocomio, en el que se ha atendido a enfermos mentales durante 150 años, pacientes y visitantes femeninas descubren lo mucho que tienen en común en las clases de baile abiertas para todos.
El nombre del programa, tomado de la expresión que describe la enfermedad mental, refleja el entusiasmo tanto de pacientes como visitantes hacia el baile nacional de Argentina.
La psiquiatra Silvana Perl dirige las clases efectuadas los miércoles cada quince días, incluido el festival anual de tango de esta semana.
Perl afirma que la terapia tiene lugar cuando los pacientes internados bailan con las mujeres visitantes: se convierten en parte de una poderosa corriente social y cultural que impregna Buenos Aires y brinda a la pareja de bailarines el contacto humano compartido que es esencial para la comunidad.
“Para bailar es necesario incluir al otro, lo cual obliga a que uno salga de su pequeño mundo”, explicó Perl.
“Después viene el abrazo… todo el mundo está ahora fascinado con abrazarse, que es una forma de comunicación. Y la ‘comunicación’ proviene de lo que tenemos en común. Esto es algo que tenemos en común, este abrazo del tango”, agregó.
La maestra de tango, Laura Segade, afirma que ella y sus amigas dicen en broma que la única diferencia entre los integrantes de las parejas bailadoras es que unos están “locos dentro” del hospital y otros están “locos afuera” de la institución.