Ciudad Juárez, Chihuahua, fue por muchos años una de las ciudades más peligrosas del mundo, según las Naciones Unidas; un lugar que se convirtió en cementerio del narcotráfico y una zona de alta peligrosidad para las mujeres. En este contexto, la diseñadora gráfica y fotógrafa Valeria Prieto (1982) comenzó a realizar las primeras imágenes de sí misma ante la falta de posibilidades de salir a las calles a tomar imágenes con su cámara o conseguir modelos para sus primeros experimentos.
Las redes sociales como Instagram, Facebook, Tumblr, Flickr y Twitter son para ella, y para muchos, los principales vehículos para dar a conocer su trabajo en un tiempo en que los intermediarios fueron desplazados; los portafolios que se distribuyen en el ciberespacio son ahora un diálogo entre artistas y lectores que los comparten sin otra restricción que el mero gusto de hacerlo.
“En realidad nunca tengo planeada una fotografía o un tema. No sigo una línea de cómo lo voy a hacer; son improvisadas”, dice en la Hangout entrevista desde Colorado, Estados Unidos, lugar al que se mudó con su familia desde hace un año. “Para mí la fotografía es un reto porque no tengo estudio ni tengo otros elementos que me ayuden a la composición; sólo tengo cuatro paredes, por lo que es un reto para mí sacar mi creatividad”.
Gran parte de sus imágenes son autorretratos “porque en el tiempo cuando empezaba a hacer fotografías más en serio la ola de violencia en Ciudad Juárez hacía muy complicado salir a las calles o contactar a gente para que me sirvieran de modelos. Así que empecé a trabajar conmigo”.
“Y no es que a mí me interesara explotar el tema que los medios de comunicación reportaban sobre las muertes, yo me quise enfocar a temas que no tuvieran que ver con el problema de inseguridad. Para mí era necesario hablar de otras cosas que no fueran la situación en la que vivíamos”, comenta desde su punto de vista de alguien que nació, creció y se desarrolló en un ambiente de hostilidad y con periódicos que todos los días hacían el conteo de mujeres, niños, jóvenes y ancianos asesinados por bandas de la delincuencia organizada que se peleaban la ruta del trasiego de drogas controlada por el cártel de Juárez.
“De Instagram he descubierto mucha gente que tiene buenas ideas a pesar de no dedicarse a la fotografía. Esta red social va a ser siempre una fuente de inspiración para los que hacen foto. Yo pediría a los usuarios experimentar más con los objetos, verlos desde otras perspectivas, ser más creativos y no limitarse sólo a las tomas de comida.”