El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador, espera instrucciones para retirar el campamento a las afueras del Senado de la República, pero no definitivamente. Será movido a la Cámara de Diputados, donde se espera que en las próximas horas se dictamine la reforma energética.
El cerco en el Senado en rechazo a la reforma al sector petrolero cumplió ayer su sexto día y de pernocta, su segunda noche.
Durante la madrugada de este martes, los golpes con cucharas, martillos y piedras no cesaron contra las vallas que resguardan a la sede legislativa donde se discute el futuro del petróleo y la energía eléctrica, mismos que PRI y PAN pretenden privatizar.
Durante la noche, al menos unas 20 personas se pasaron golpeando las estructuras de metal que ya tienen hoyos causados por las fuertes arremetidas.
Del otro lado, cerca de la glorieta de Colón, el campamento lucía vivo. La gente, gran parte mayor de edad, bebía café a lado de los policías que resguardan al Senado.
Alrededor de la media noche, Andrés Manuel López Beltrán, el hijo de López Obrador que se encarga de la coordinación de Morena, mientras su padre se recupera de un infarto, dio un recorrido por el cerco. Saludo a la gente, le dio ánimo y hasta se tomó la foto.
Los simpatizantes de Morena que han seguido a su padre durante dos procesos electorales presidenciales, le preguntaban por la salud del tabasqueño. López Beltrán les daba los pormenores: “mi padre se recupera y pronto estará con nosotros”.
Es la segunda noche del campamento y los simpatizantes de Morena se mantienen firmes para frenar, con la presión social, una reforma energética que privatizaría a la industria eléctrica y al sector petrolero de México.