PolvoEsta no es una lista de lo mejor del año. Las listas que tratan de catalogar canciones y discos como “lo mejor de…” pecan de soberbias y poco cercanas con la realidad. Reflejo de las filias y fobias de críticos, editores y programadores, las listas que enumeran temas son, a la vez, el espejo del empequeñecimiento del universo de sus escritores.

 

Yo lo asumo de una vez: esta selección es de mi muy diminuto universo. Así lo reflejo. Ojalá pueda servir de aliento para los suyos.

 

WHERE ARE WE NOW- Bowie se había desaparecido de todos menos de sus vecinos, de sus amigos y de sus músicos. Un infarto y la vorágine de la vida plena -o vejez, como la conocemos- azotó al inglés en las calles de Manhattan. Forma triste de desaparecer para alguien que, sin importar la tormenta, no sólo flotaba, sino que navegaba entre el estruendo. El día de su cumpleaños, Bowie suelta un llamado no a la nostalgia sino a la reflexión. Idea que remata con la ecuación perfecta: si están ustedes, si estoy yo, podemos seguir.

 

A NEW LIFE- Jim James decide alejarse de su chaqueta matutina por un rato. Dedicarse a la lectura. Inspirarse en su vida cotidiana. Componer. Crea entonces el Regions of Light and Sound of God donde diverge y concluye: una nueva vida es posible. Sólo contigo.

SONG FOR ZULA- ¿Qué es el amor? ¿Es lo mismo al inicio que al final, en la infatuación o en la completa desilusión? ¿Cómo reaccionar cuando todo se acaba? Desde Alabama, Matthew Houck realiza el sexto disco de su proyecto Phosphorescent, Muchacho. En seis minutos, recorre las etapas gozosas, dolorosas, impensables y únicas de la única maquinaria que mueve al mundo.

 

BLACK SKINHEAD- Kanye en competencia con el mundo. Kanye en homenaje a Jesús, pero no el que ustedes creen. Kanye en desafío social con Kim y en desafío a Kim por su pasado. Kanye y sus amigos que podrían no ser sus amigos hacen una canción potente hasta para corto de película de Gangsters posmodernos.

 

MY GOD IS THE SUN- Josh Homme escoge el calor brasileño para lanzar el primer sencillo de un disco perfecto. Compacta. Exacta. Perfecta. My God is The Sun es el preámbulo de un álbum que, cual reloj, camina de forma atómica, sin tache. Queens of The Stone Age, banda que no tiene quien lo eclipse.

 

DO I WANNA KNOW?- Alex Turner se estiliza. El vocalista de Arctic Monkeys sufre de lo que muchos de su generación adolecen: maduración. Lo muestra en su vestimenta, presencia en escenario, actitud y, sobre todo, arte. El primer sencillo de AM, disco de 2013, refleja la domesticación de la furia de los ingleses para, por así decirlo, usar la energía en cosas más divertidas.

 

I LOVE YOU- el Sr Lemoine se cansó de ser videoasta. Ahora, quiere ser cantante. Lo logra. Saca primero un par de EPs que atraen a un sector específico de la audiencia. Cuando supera a los hipsters y su música se empapa de mainstream, saca un álbum de época dorada y un show donde la imagen satura por bella. El escenario es un campo de batalla donde los músicos son corceles y el, Woodkid, humildemente clama por el amor a ellos, a la audiencia, a la posibilidad.

 

COPY OF AN A- para iniciar el 2014, Trent Reznor experimentaba con su esposa en un proyecto donde los ángeles eran masacrados bajo bello instructivo de imágenes HD. De pronto, la sorpresa: no más reflexión, no caben las vacilaciones. El regreso debe de ser contundente. El sonido industrial de los clavos de Cristo deben de remarcar liderazgo. En Lolla, Reznor se arriesga: concibe un show en homenaje a David Byrne y lo abre con un pronunciamiento, nunca una copia, por más bueno que sea el original.

 

GET LUCKY- Años encerrados, Banghalter y De Homen Christo se alían con la rucada disco y calientan durante meses su regreso. Los previos parecieran hablan de monos mexicanos. La realidad es otra: Pharell Williams abre el disco que contiene el sencillo más comercial del periodo. La canción del verano. El tema que mantendrá al dueto lejos de conciertos y cerca de un cómodo retiro. Mucha suerte. Mucha mercadotecnia. Mucho talento. Es Daft Punk.