El papa Francisco celebró este sábado la Misa del Gallo, el primero de los ritos de la primera Navidad de su pontificado y en la homilía recordó que “somos un pueblo en camino” y “rodeados de tinieblas” y sólo Jesús las puede disipar.
“Somos un pueblo en camino, y a nuestro alrededor -y también dentro de nosotros- hay tinieblas y luces”, pero en la noche de hoy, “cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz”, afirmó el papa en su homilía.
Para la Misa de Nochebuena, que conmemora para los católicos el nacimiento de Jesús, además de las miles de personas reunidas la basílica vaticana, varios centenares de fieles también se concentraron en la Plaza de San Pedro para seguir la misa a través de cuatro pantallas gigantes.
Concelebrando con el papa Jorge Bergoglio había en la basílica de San Pedro 30 cardenales, 40 obispos y 250 sacerdotes y 14 diáconos.
La misa se inició con el canto de la “Kalenda”, que en latín cuenta la espera del advenimiento de un mesías en el Antiguo Testamento, y tras el canto, el sonido de las trompetas anunció el inicio de la misa y siguió la procesión del papa y los concelebrantes.
Como novedad respecto al resto de pontífices, el papa Francisco quiso depositar personalmente la imagen del Niño Jesús en el pesebre colocado ante un trono.
La homilía del papa fue breve y su único tema fue la llegada de Jesús.
El papa argentino disertó sobre las palabras “caminar” y “ver” al considerar que “la identidad de los creyentes católicos es ser peregrinos hacia la tierra prometida”.
En este camino, agregó “se alternan momentos de luz y de tiniebla, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y de pueblo errante”.
“También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras”, dijo el papa argentino, quien agregó que “si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera”.
“Quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos”, añadió el papa citando al apóstol San Juan.
Luego Francisco recordó que los pastores “fueron los primeros que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús”.
“Fueron los primeros porque eran de los últimos, los marginados”, agregó.
“Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas”, añadió el papa.
Y concluyó su homilía pidiendo a los católicos que “no teman”, pues “nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz”.
Tras la celebración eucarística, el papa argentino llevó el Niño Jesús en procesión hasta el Nacimiento instalado en la basílica vaticana y allí un grupo de 10 niños, representando los cinco continentes, depositaron flores ante el pesebre.
Jorge Bergoglio volverá a asomarse mañana al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro como cuándo fue elegido papa, para leer su mensaje de Navidad e impartir la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo).