La muerte de cuatro personas en deslizamientos de tierras en ciudades diferentes del estado brasileño de Espíritu Santo elevó hoy a 38 el número de víctimas por las lluvias que castigan el sudeste de Brasil desde hace cerca de diez días, informaron fuentes oficiales.

 

De acuerdo con el último boletín de la Defensa Civil de Espíritu Santo, el estado más afectado por las inundaciones y los deslizamientos de tierras, las lluvias provocaron la muerte de 18 personas y obligaron a 48.601 a abandonar sus viviendas.

 

El número de desalojados se redujo con respecto a los cerca de 50.000 registrados en el primer boletín de este miércoles gracias a que la bajada del nivel de las aguas de algunos ríos desbordados permitió el regreso de varias familias a sus hogares.

 

Pese a ello varias regiones permanecen aisladas por las inundaciones, sin comunicaciones, agua potable o energía eléctrica.

 

De los desplazados, unos 4.500 fueron enviados a abrigos improvisados en escuelas públicas y los demás acogidos en casas de familiares o amigos.

 

De los 78 municipios de Espíritu Santo, 49 ya declararon estado de emergencia o de calamidad pública tras las lluvias que también destruyeron o provocaron daños en tramos de cerca de 20.000 kilómetros de carreteras.

 

Por su parte, el número de víctimas en Minas Gerais ascendió a 17 tras el hallazgo del cuerpo de un niño de 7 años que estaba desaparecido desde hacía una semana tras un deslizamiento de tierras en Sardoá, municipio en el este del estado.

 

El mismo deslizamiento provocó la muerte de cinco familiares del menor, cuyos cuerpos fueron encontrados el día del accidente.

 

Según el último boletín de la Defensa Civil, 24 ciudades de Minas Gerais declararon el estado de emergencia o de calamidad pública para facilitar principalmente el envío de ayuda a las 4.154 personas desalojadas de sus viviendas.

 

El mismo boletín indica que las inundaciones y los deslizamientos destruyeron 67 viviendas y provocaron daños en otras 6.148, así como en 41 de obras de infraestructura en Minas Gerais.

 

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que el martes viajó a Espíritu Santo y sobrevoló en helicóptero varias áreas inundadas, anunció ese mismo día una amplia movilización de su Gobierno, con acciones de diferentes ministerios y el envío de ayuda, para atender a los damnificados.

 

La mandataria aseguró que la prioridad del Gobierno es rescatar a las cientos de familias que quedaron aisladas en municipios afectados por inundaciones y por crecidas de ríos, así como ofrecer abrigo a las familias que perdieron su vivienda.

 

Para ello ordenó el envío a la región de soldados del Ejército y de agentes de la Fuerza Nacional de Seguridad que, con sus helicópteros y camiones, han ayudado a los equipos de rescate en las tareas de ubicación y remoción de personas aisladas.

 

El Gobierno también envió 9.000 conjuntos para atención de damnificados, que incluyen frazadas y material de higiene personal; 10.000 conjuntos de medicinas, cada uno con capacidad para abastecer hasta 1.500 personas en 30 días; 20.000 frascos con químicos para la purificación del agua y varias toneladas de alimentos.