Algunas de las cintas más taquilleras del cine norteamericano de 2013 giraron sobre un tema en común: la desesperación y el abandono. Cintas como All is Lost (J. C. Chandor, 2013), Gravity (Cuarón, 2013) y Captain Phillips (Greengrass, 2013) muestran a personajes en situaciones extremas a punto de perderse/perderlo todo y donde el gran reto es la sobrevivencia, vía el triunfo de la paciencia, la inteligencia, el espíritu o la razón por encima de la obscuridad que se les vierte encima.
La más reciente cinta de Woody Allen muestra también a un personaje a la deriva; sin ser propiamente un náufrago, Jasmine (Cate Blanchett) ha perdido también el rumbo y está en busca de recuperarlo, aunque para ello haya que pasar por la mentira y el autoengaño como únicas vías de sobrevivencia.
Acostumbrada a la opulencia que le daba el estar casada con un importante y acaudalado empresario (Alec Baldwin), Jasmine vivía la gran vida en fiestas, recepciones y grandes comidas con sus amigos en el New York más refinado. Pero cuando un fraude es descubierto en el corazón de las empresas de su marido, Jasmine se queda absolutamente sin nada.
Sola y a la deriva, busca refugio en casa de su media hermana, Ginger (Sally Hawkins), que vive dentro de un pequeño apartamento en San Francisco. A pesar del favor recibido, Jasmine no acepta su nueva realidad. Dopada con pastillas y alcohol, la antes mujer de mundo no para en sus críticas a la forma de vivir de su hermana mientras tiene episodios delirantes donde recuerda los tiempos mejores, negando su situación actual aunque , poco a poco, llegará a terrible conclusión: no sabe hacer otra cosa que ser millonaria. El anhelo constante por un mundo que no volverá y en el que tal vez nunca perteneció del todo.
No hay medias tintas posibles, si Blue Jasmine es una magnífica cinta se debe en gran medida al enorme trabajo actoral de Cate Blanchett quien, junto con Woody Allen, nos presentan este cruel, hilarante y algo despiadado estudio de personaje; una mujer completamente a la deriva, alimentada por la negación y aferrada al fantasma de lo que alguna vez fue pero que no regresará.
Constantemente al filo del abismo, la Jasmine de Cate Blanchett se inserta desde ya en una de las mejores actuaciones de su carrera y por supuesto una de las más enigmáticas dentro del universo Allen. En vía directa para la nominación y el Oscar a mejor actriz el año próximo, el camino solo podría verse allanado por la menor, aunque probablemente más conmovedora para la academia, actuación de Sandra Bullock en Gravity.
Mediante un interesante y ágil montaje a base de constantes flashbacks en cortes directos que nos irán contado en paralelo el pasado y presente de los personajes (encerrando ciertos enigmas en el camino), Allen no da tregua a su personaje y pareciera disfrutar con su desdicha: el lidiar con su optimista pero un tanto insulsa hermana, con el galancete de su novio, con los “ligues” que éste le conecta o incluso con los tristes lances amorosos de su eventual jefe.
Allen nos invita a ser testigos y cómplices en el culposamente divertido y cruel espectáculo de ver este tren descarrilarse. Un tren llamado Cate.
Blue Jasmine (Dir. Woody Allen)
4 de 5 estrellas.
Con: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Sally Hawkins, entre otros.