SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas. El obispo Felipe Arizmendi Esquivel consideró que sería trascendental para el desarrollo de los indígenas que se reinicie el diálogo entre EZLN y las autoridades, suspendido hace más de 14 años.

En entrevista, planteó que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) no sólo subsiste, sino que existe y es una fuerza viva que lucha por consolidar sus autonomías para demostrar que es posible organizarse y salir adelante.

 

Indicó que el EZLN decidió consultar a la ciudadanía y se dio cuenta del rechazo a la violencia, razón por la que ya no usa las armas, pero el grito “¡ya basta!” sigue teniendo su valor, porque aunque hay progresos en Chiapas, las condiciones de pobreza no se han superado.

 

“Llevó 23 años en Chiapas y he visto muchos avances en servicios. Sin embargo, todavía tenemos muchas comunidades donde faltan los servicios de educación y salud, que son básicos”, refirió.

 

Arizmendi Esquivel hizo un balance de los logros de los indígenas y dijo que el movimiento despertó la conciencia del país y de la gente para que voltearan los ojos a esta zona marginada.

 

También se organizaron con normas propias para evitar el consumo de alcohol y drogas, buscar algún tipo de educación con escuelas autónomas y contar con hospitales, refirió.

 

“La autonomía para la conservación de su cultura es una fortaleza, pero es una debilidad porque muchos que quieren que sus hijos estudien a otros niveles no pueden porque no tienen el reconocimiento oficial y eso hace que abandonen las escuelas autónomas”, lamentó.

 

Dijo que los indígenas lograron el respeto a su dignidad.

 

“Antes no podían ni caminar en las banquetas, ahora son dueños de las ciudades, ellos controlan los mercados y el transporte público”, mencionó. “Cuando se organizan influyen definitivamente en la política, ellos tienen la fuerza y no solamente numérica, sino también de conciencia de su dignidad para mí eso es lo más importante”.

 

En lo general, expuso, se pueden considerar mejoras, pues hay más carreteras, clínicas y servicios que demuestran que sí hay cambios.

 

Sobre los problemas a que se enfrentan ahora las comunidades zapatistas, el obispo opinó que la autonomía es motivo de división, pues hay comunidades que no aceptan los programas sociales del gobierno y otros si han tenido apertura en aceptar el apoyo.

 

“La autonomía es un esfuerzo para demostrar que no todo lo debe hacer el gobierno, ni que tengas que depender del gobierno, sino que la sociedad se puede organizar y valerse por sí misma”, explicó.

 

Consideró que el EZLN tendría que lograr cierto diálogo con el gobierno.

 

“Porque muchos renuncian a la ayuda que se les da y donde la autonomía, que es una gran fuerza también puede ser una debilidad, porque en muchas partes el hecho de aceptar un programa de gobierno los excluye del movimiento, pero la gente tiene necesidad”.

 

“Habría que ver la manera de, sin perder la autonomía, aprovechar los beneficios de la sociedad, pues no son limosnas son derechos que los pueblos tienen, pero se respeta su libertad de no recibir”, opinó.

 

Un problema entre las comunidades prozapatistas es la división que se presenta, porque cuando adquirieron tierras eran varios, pero muchos se separaron de la organización y quieren seguir usufructuando y ya no los dejan y hay problemas, aseveró.

 

Arizmendi Esquivel estimó que ahora lo más importante es atender la vía jurídica, plasmar en la Constitución derechos de los pueblos originarios.

 

El prelado, quien frecuentemente transita por las comunidades zapatistas, reportó una disminución en la militancia de los indígenas en la organización.

 

“En las comunidades ya no se nota mucho su presencia, por ejemplo en Guadalupe Tepeyac prácticamente todos eran zapatistas y ahora ya hay muchas familias que no lo son.

 

“En el ejido Morelia ya no hay muchos; en la Garrucha se dividieron, muchos allí se hicieron protestantes para salirse de la organización; en Roberto Barrios están muy divididos, pero en san Andrés Larráinzar si tienen presencia”, estableció.