Habitantes de la favela Metro Mangueira, vecina al famoso estadio Maracaná, paralizaron parcialmente en dos ocasiones esta mañana la operación del Metro de Río de Janeiro, por protestas contra las medidas que la ciudad impone de cara al Mundial de Futbol.
La mañana de este jueves rechazaron un nuevo desalojo de 46 familias ordenado por la alcaldía de la ciudad. Hasta ahora, 566 familias que vivían en dicho barrio fueron retiradas debido a que las autoridades buscan instalar allí un estacionamiento vecino al estadio que recibirá siete partidos de la Copa del Mundo 2014, entre ellos la final.
Además, distintas versiones refieren la construcción de un parque, un complejo comercial y un centro comunitario multimedia, conocido como Nave del Conocimiento.
El administrador municipal para la región, André Santos, dio un ultimátum al señalar que las viviendas antes ocupadas por los desalojados fueron invadidas por 46 familias sin techo, quienes deben abandonarlas hasta el viernes, para poder iniciar su demolición.
Roussef asigna interlocutores para diálogo por decreto
En tanto, la presidenta Dilma Rousseff inició una nueva fase para construir vías de diálogo con los movimientos sociales que anuncian más protestas, según un decreto publicado en el Diario Oficial.
El decreto número 6,521 establece que la secretaría general de la Presidencia, que es responsable de las relaciones del gobierno con los movimientos sociales, será reforzada con dos altos funcionarios.
Su misión será “la promoción del diálogo con los movimientos y segmentos sociales con ocasión de la Copa del Mundo de 2014”, dice el decreto, publicado en momentos en que diversos grupos articulan una “primer protesta nacional” contra la cita del fútbol para el próximo día 25.
Protesta nacional en dos semanas
Las protestas han sido convocadas al hilo de las que, en junio pasado, durante la Copa Confederaciones de la FIFA, recorrieron todo Brasil para reclamar por el alto gasto público en el Mundial que comenzará el próximo 12 de junio, así como por los pésimos servicios de salud, educación y transporte, entre muchos otros.
Como ocurrió entonces, la convocatoria para el día 25 circula por internet y la promueve un conjunto de movimientos sociales bajo el lema “Nao vai ter Copa“, que podría traducirse como “No va a haber Mundial”.
Hasta hoy, para lo que estos grupos han bautizado como “Operación Mundial”, para ese día se han confirmado actos contra la cita de la FIFA en 35 ciudades del país, entre las que se incluyen las doce sedes de la Copa del Mundo. En la convocatoria se denuncian un sinfín de problemas sociales que, según los organizadores de las protestas, “el Gobierno optó por esconder del mundo”.
En primer lugar, se cita la inseguridad en las calles de un país en el que, según datos oficiales, “800,000 ciudadanos murieron por disparos de algún tipo de arma de fuego” entre 1980 y 2010.
Luego, critican los altos índices de prostitución infantil, la “precariedad de la salud pública”, los elevados impuestos, la escasa inversión en educación, la corrupción, la “represión” que sufren los movimientos sociales y las remociones forzadas de ciudadanos y las expropiaciones debido a las obras necesarias para el Mundial.
El documento, cuyos autores no son identificados, circula en las redes sociales y asegura que “las protestas contra el Mundial en Brasil están por encima de los intereses políticos partidarios y, si tienen alguna bandera, es la de las reivindicaciones populares”. Según estos movimientos, “Brasil necesita cambiar, pero no con el fútbol. El clamor popular a partir de enero tendrá una sola voz: No va a haber Mundial”. (Con información de EFE y OGlobo)