Entre los grandes aportes del bailarín y coreógrafo mexicano José Limón está el de haber reivindicado el papel de los hombres en la danza moderna, aseguró el maestro Héctor Chávez, fundador del festival internacional de danza que honra al afamado artista sinaloense.

 

Al cumplirse hoy 106 años del natalicio de Limón, Chávez recordó que en su momento el bailarín encarnó personajes dramáticos e iconos en la cultura universal como Otelo en la coreografía “La Pavana del Moro” y Judas en “El Traidor“.

 

“Brindó una visión diferente de lo que tenía que ser un hombre bailarín”, añadió por su parte Carla Maxwell, actual directora de la compañía de Danza “José Limón”.

 

En su opinión, “hacía el retrato de un hombre completo, que es capaz de proteger a una mujer, pero al mismo tiempo con la gracia y sensibilidad para danzar en el escenario”.

 

En declaraciones difundidas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el director artístico Jaime Camarena también se pronunció al respecto y consideró que las composiciones de Limón destacaban por la fuerza de interpretación del varón.

 

“Lo que caracteriza a la técnica Limón es la libertad sobre las formas, a mí me proporcionó mucha información sobre el manejo del espacio y del cuerpo en el espacio, sobre el dibujar y la tridimensionalidad del movimiento”, añadió.

 

El ensayo “José Limón y las masculinidades hegemónicas: La Pavana del Moro”, de la doctora Margarita Tortajada Quiroz, refiere que Limón trabajó por esa reivindicación con su presencia viril sobre el foro.

 

El objetivo del artista era redimir la danzar masculina, señala la investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza (Cenidi Danza) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

 

“Regresarle su grandeza original, basado en su idea de aprender a bailar de manera digna para un hombre y con una infinita variedad y lo logró”.

 

Fue la inclusión de los bailarines como guerreros lo que implicó la representación de la masculinidad dentro de los “valores protestantes anglosajones”.

 

“Implicaba poder, grandeza, dominio, fuerza física, movimientos expansivos y heterosexualidad”, añade el texto.

 

José Limón nació en Culiacán, Sinaloa, el 12 de enero de 1908; una década más tarde, debido a la Revolución Mexicana, el bailarín emigró junto con su familia a Nueva York.

 

Luego de terminar la preparatoria y estudiar arte, Limón descubrió su vocación por la danza en la ciudad de Nueva York, cuando tenía ya 20 años de edad.

 

Después de ingresar y recibir una formación en la única escuela que aceptaba varones en esta disciplina, Limón puso énfasis en la vitalización de los hombres en la danza moderna y retomó elementos de los bailarines Ted Shawn y Edward Weidman que le antecedieron en Estados Unidos, para luego establecer propuestas coreográficas en su propia compañía, fundada en 1947, en NY.

 

La compañía se convirtió en un éxito y fue la primera agrupación de danza moderna estadounidense en ir de gira al extranjero.

 

Tras dejar un vasto legado, el bailarín y coreógrafo murió en Nueva Jersey, Estados Unidos, el 2 de diciembre de 1972. Actualmente, su compañía la dirige Carla Maxwell, quien sostiene que sin José Limón la danza actual no sería la misma.