Tras los días de luto de ese marzo -y con la deficiente retransmisión de la ceremonia en Magdalena-, la pelea de medios se agudizó.
Televisa tuvo que robar la imagen que una incipiente organización de noticias de Televisión Azteca tenía en un auditorio del PRI desde donde Ernesto Zedillo tomó protesta como candidato alterno. Por vez primera, la competencia televisiva dejaba atrás a Televisa en un momento trascendental.
La radio tenía días complicados en esa primavera del 94. Rock 101 sufría el desgrane de su equipo original comandado por Luis Gerardo Salas. Junto con él, personajes como Jaime Pontones y Lynn Fainchtein dejaban el grupo radiofónico que, en ese entonces, era dirigido por Roberto Ordorica. Diferencias de criterio y visión radiofónica originan el cisma del grupo que había cambiado la radio juvenil de tocadiscos a pensante. El tiempo otorgó la razón a los dimitientes: ese mismo 94, el entonces conocido como Núcleo Radio Mil vende dos de sus estaciones. Ordorica dejaría el grupo un año después ante el escándalo de la quiebra.
Por vez primera, un debate entre candidatos presidenciales se organizó. La sede fue el Museo Tecnológico. La conductora, Mayte Noriega. Sobria y tibia, no saltaba ante la desconfianza de los tres candidatos convocados.
Ahí, un mal vestido Diego Fernández de Ceballos arrasaba a un Cuauhtémoc Cárdenas que no superaba su “sidral por cerveza” y a un Zedillo que no lograba salir de un gesto falso. El mismo gesto falso con el que Carlos Alazraki peleaba en sus sesiones de fotos propagandísticas.
Fernández desaparece de los medios. Aunque la televisión es clave, no tiene actividades y la prensa trata de encontrarlo en eventos que parecen hasta empequeñecidos. Realiza pocos programas, entre ellos, una conversación en su casa a la que asisten Pedro Ferriz, Carmen Aristegui y Javier Solórzano. En ella, el “Jefe Diego” presume el cabello sin cortar de sus hijas y a su esposa.
Ejercicios similares realizan Pedro, Carmen y Javier con Cárdenas y Zedillo. De hecho, era el gran momento de Para Empezar y Para Usted. Los tres, como alegres compadres, disfrutaban de su triunfo nacional.
José Gutiérrez Vivó no estaba tan contento. Pese a su éxito en la radio y las buenas finanzas de 1110, 88.1 y 91.3, las estaciones son vendidas por la familia Serna. Gutiérrez Vivó enfurece, el nuevo dueño es Grupo Radio Centro. La familia Aguirre, conservadora en su forma de hacer radio, son los nuevos jefes de la voz que México escucha. Nunca acabarían por congeniar.
El objetivo de la familia Serna era fácil: entrar en el naciente negocio de la televisión directa al hogar. Al tener ellos una concesión, deben explotarla con velocidad. DirecTv -de los Vargas- y SKY -De Azcárraga- se preparan para la competencia. Al final, el proyecto de los Serna nunca ve la luz.
Proceso -aún con la dirección de Julio Scherer y con la colaboración de un apasionado Carlos Marín-, continúa en el liderato de revista de análisis político. El 22 de agosto, un poco más tarde de lo acostumbrado, titula su edición “el aplastamiento”. Zedillo gana todo en un país que, al parecer del semanario, estaba en descomposición en ese 94.
La descomposición económica llegó en diciembre. Luego de reportes optimistas sobre un nuevo pacto y crónicas llorosas del adiós de Carlos Salinas a la Presidencia -la de Fidel Samaniego en El Universal, por ejemplo-, llega el día cero: Serra Puche anuncia el aumento en el techo del deslizamiento en la paridad peso-dólar. Los periódicos matutinos son tomados por sorpresa. La Segunda de Ovaciones reacciona.
Ante las vacaciones, algunos espacios electrónicos salen de balance. Abraham Zabludovsky, que suple a su padre en días de asueto, explica en la emisión de la tarde de 24 Horas el ocaso financiero y la gangrena llamada tesobonos.
Y apenas era diciembre del 94.