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NUEVA YORK. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos implantó programas de vigilancia en más de 100 mil computadoras en todo el mundo incluso cuando no están conectadas a internet, para que a su vez, los servicios de espionaje accedan a la información disponible en esos equipos y  les permita lanzar ataques cibernéticos contra naciones adversarias, reveló en un artículo el periódico The New York Times.

 

Entre los objetivos más frecuentes de la NSA y su socio del Pentágono, el Comando Cibernético de Estados Unidos, figuran las unidades del Ejército chino, al que Washington acusa de lanzar ataques contra objetivos industriales y militares de EU afirma el periódico, citando documentos filtrados por el ex técnico de la CIA Edward Snowden.

 

Según el Times, el programa, cuyo nombre clave es Quantu, también ha tenido éxito en la inserción de software en redes militares rusas y en los sistemas utilizados por la policía mexicana y los cárteles de la droga, así como en las instituciones de comercio dentro de la Unión Europea y en varios países aliados en la lucha contra el terrorismo como Arabia Saudita, la India o Pakistán.

 

Lo novedoso es la escala y complejidad de las posibilidades de las agencias de inteligencia para penetrar las computadoras y redes, declaró James Andrew Lewis experto en ciberseguridad del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, uno de los think tanks con sede en esta capital.

 

Esta versión avanzada de la radiofrecuencia, que la NSA utiliza al menos desde 2008, se basa en un canal secreto de ondas de radio que puede ser transmitido a través de tarjetas USB instaladas a escondidas en las computadoras.

 

En la mayoría de los casos el sistema emisor de ondas de radio debe ser físicamente instalado por un espía, un fabricante o inconscientemente por un usuario, señala el rotativo y añade que, en algunos casos, la información la recoge una estación del tamaño de un maletín que las agencias de inteligencia pueden colocar a miles de kilómetros del objetivo.

 

El Times informa que el software de la NSA también puede crear una autopista digital para el lanzamiento de ataques cibernéticos.

 

En ese sentido, el periódico recuerda que cuando los piratas informáticos chinos han colocado supuestamente un software similar en los sistemas informáticos de las empresas o las agencias gubernamentales estadunidenses, los funcionarios de EU. han protestado, a menudo a nivel presidencial.

 

Ante estas nuevas revelaciones la NSA, que rechazó hacer comentarios sobre el programa Quantum en concreto, aseguró en un comunicado que sus “esfuerzos son más una defensa activa” contra los ciberataques extranjeros que una herramienta ofensiva.

 

“Nosotros no usamos nuestros servicios de inteligencia para robar secretos comerciales de compañías extranjeras en beneficio de las empresas de EU y su competitividad internacional”, afirmó la portavoz de la NSA Vanee Vines.

 

Congresistas demócratas y republicanos introdujeron la víspera un proyecto de ley que exige al presidente Barack Obama revelar el monto del presupuesto de la NSA y del resto de las agencias de espionaje, que pudiera superar en conjunto los 53 mil millones de dólares.

 

Google, Microsoft, Appel y otros gigantes de internet rechazan terminantemente proporcionar a la NSA un acceso especial a sus servidores, pero su imagen se ha deteriorado ante el público y por ello reclaman más transparencia para ofrecerles garantías a sus usuarios.

 

Según The New York Times, Obama, quien anunciará este viernes cuáles de las medidas que adopta para modificar los sistemas de vigilancia de la NSA, podría  simplemente “llamar a establecer barreras para proteger la vida privada de los extranjeros”. En el caso de las intervenciones telefónicas a dirigentes políticos, como el caso de la canciller de Alemania, Angela Merkel, el presidente podría limitarlas en el caso de los aliados de Estados Unidos.

 

Por su parte, la Unión Europea reclama el derecho de sus ciudadanos a pedir reparaciones en caso de utilización abusiva de sus datos personales.

 

Después del discurso de Obama, se espera que la reforma sea sometida a votación en el Congreso. El consenso político que permitió la aprobación del “Patriot Act” en 2001 ya no está vigente y los principales críticos de los métodos del NSA se encuentran en el propio partido del presidente.

 

Jueces se oponen a reforma de Obama al sistema de espionaje

 

En vísperas del discurso de Barack Obama, programado para mañana, en el que revelará los detalles de la reforma que su gobierno está preparando para reforzar la confianza pública en los métodos la NSA emplea para recaudar la información, el juez federal del Distrito de Columbia y ex presidente del Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera de EU, John Deacon Bates, dirigió una carta a los comités Judiciales y de Inteligencia de ambas cámaras del Congreso para comunicar que los 11 jueces que componen este tribunal están en contra de las recomendaciones claves destinadas a aumentar la transparencia de los servicios de inteligencia del país y de las prácticas judiciales al respecto.

 

Los jueces se oponen a permitir la presencia de un abogado independiente durante las sesiones clasificadas de la corte. Creen que ello dificultaría considerablemente la labor de los tribunales sin aportar ningún beneficio compensatorio en términos de protección de la privacidad, argumenta Bates según recoge Los Angeles Times.

 

Otro punto clave de la carta es que los jueces rechazan definitivamente la idea de ampliar drásticamente su volumen de trabajo con la obligación de revisar y aprobar las llamadas “cartas de seguridad nacional”. Actualmente, el FBI utiliza estas cartas y no necesita ninguna autorización judicial para tener acceso más de 20 mil veces al año a los registros de las compañías sobre las llamadas telefónicas de sus clientes u otros datos. Incluso si se les ofrecieran recursos adicionales, la necesidad de aprobar cada orden de comparecencia “transformaría fundamentalmente la naturaleza de la corte y supondría un detrimento de sus responsabilidades actuales”, argumentó Bates.