EAST RUTHERFORD, NJ.- Es momento de hacer una breve pausa al consumo de alitas de pollo y papas fritas. Y es que quienes asistan al Super Bowl en Nueva Jersey tendrán ante sí un auténtico mosaico de delicias provenientes de todas partes del mundo. Aquél que tenga un boleto de entrada al Metlife Stadium podrá degustar de platillos estadounidenses, mexicanos, asiáticos e italianos, en el área general de comida del inmueble, sazonados con el toque local.
Los que estén en la sección intermedia tendrán una mayor oferta de sabores, pues entre otras cosas, podrán acceder a sushi, lomo de res y camarones al ajo, pimienta y crema, además de pastelillos de cangrejo con coles chinas y salsa de limón.
De la zona general, destacan los platillos con raíces locales, como las albóndigas preparadas por el chef Eric Borgia, hechas en casa e inspiradas en su abuela. Para los carnívoros, hay un sándwich que combina salchichas de pollo a la parrilla y un emparedado de salchicha de cerdo, acompañado con espinacas y ajo frito, además de que no pueden faltar los clásicos perros calientes con papas, chiles y salsa.
Pero en las proximidades del estadio también existen numerosos enclaves étnicos que ofrecen maravillas culinarias: Los mejores sándwiches cubanos pueden hallarse casi en cualquier esquina de Union City; unos kilómetros al norte, sobre el margen del río Hudson, está Mitsuwa Marketplace, considerado el mayor supermercado japonés del país.
Sobre la colina está Palisades Park, abundante en comida coreana. Para el frío, nada mejor que el curry de los restaurantes indios que inundan la avenida Newark, en Jersey City. En el centro, no se puede perder la Taquería, uno de los mejores lugares para comer tacos, eso sí, bajo el ambiente hipster, hágame usted el favor, en su máxima expresión.
En Newark, donde se albergará el Media Day, está el vecindario Ironbound, conocido por sus sabores portugueses y españoles. Ahí, los platos de paella podrían alimentar a 53 jugadores. También hay una panadería familiar italiana, que ya es toda una leyenda.
Las calles de Nueva Jersey parecen albergar una versión contemporánea de las viejas ferias callejeras con un festín multicultural de sabores, con una gran variedad de platillos de todo el mundo, que harán del Super Bowl una experiencia más que deliciosa. AP
Después del sándwich, al cardiólogo
En el estadio, al nivel del piso, hay una calle en la que uno desearía haber vivido por las dosis ingentes de comida rápida. Y es que se puede degustar un emparedado de queso fundido del tamaño de un linebacker, con dos variedades del cheddar de Nueva York, entre dos gruesas rebanadas de pan tostado al estilo Texas. Si a eso el cliente le añade un trozo de tocino, encajado en un palillo y remojado en chiles jalapeños y jarabe de maple, es recomendable que tenga a la mano el número de su cardiólogo.