Desde el 15 de febrero de 2012, cuando Fausto Vallejo Figueroa rindió protesta como gobernador de Michoacán, fue primero permisivo y después descalificó y hasta minimizó las acciones y ataques de los grupos de autodefensa en esa entidad.

 

Lo mismo hizo pública su intención de “normar” a quienes integraron la primeras guardias comunitarias o grupos de autodefensa y calificó como “delitos menores” las agresiones contra instalaciones estratégicas o la serie de homicidios que se registraban en esa región del país.

 

Por ejemplo, el año pasado, en febrero de 2013, reiteró que la regularización de estos grupos armados estaba en pie; sin embargo, hasta este momento esto no ha sucedido.

 

“Estas organizaciones operan en al menos cuatro puntos de la entidad, por lo que en un inicio se realizará un censo para conocer su identidad”, dijo en ese entonces Vallejo Figueroa a este diario.

 

Incluso, en aquella ocasión se aventuró a decir que aquellas personas que fueran parte de las guardias comunitarias recibirían un salario por los servicios prestados a favor de la sociedad. Esto tampoco sucedió.

 

Tras seis meses de ausencia –de abril a octubre de 2013– por una complicación de salud, donde fue atendido en los Estados Unidos, el Congreso michoacano confirmó el retorno de Vallejo, con lo que el Legislativo local decretó el final del interinato de Jesús Reyna García, el 23 de octubre.

 

Tres días después del retorno del gobernador, presuntos grupos de autodefensa realizaron una manifestación en el municipio de Apatzingán y fueron atacados a balazos por personas no identificadas, lo que dejó una persona herida.

 

Al día siguiente, el domingo 27 de octubre, grupos armados atacaron diversas instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y seis gasolineras con armas de fuego y bombas molotov.

 

Ante este ataque, Fausto Vallejo aseguró que los actos de violencia en la región eran esporádicos: “aquí no pasa nada, son actos delincuenciales y esporádicos”, afirmó a 24 HORAS.

 

Este evento provocó apagones en los municipios de Buenavista Tomatlán, La Piedad, Tepalcatepec, Aguililla, Apatzingán, Sahuayo, Zinapécuaro, Uruapan, Zamora, Ciudad Hidalgo y Tuxpan.

 

Cárteles antagónicos

 

Ante estos hechos de violencia, el mandatario admitió que el Cártel de Jalisco Nueva Generación habría penetrado el territorio estatal, lo que desató enfrentamientos “fundamentalmente entre ellos”, con los Caballeros Templarios.

 

Además, el gobernador michoacano habría confirmado, en mayo de 2013, tener indicios de que la guerrilla zapatista estuviera detrás de manifestaciones generadas por estudiantes normalistas en la zona purépecha.

 

“Hay gente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la meseta purépecha y en las propias normales, inclusive, algunas personas extrañas al propio Estado, en éstos poblados. No podría asegurar que el Sub comandante Marcos esté al frente, pero hay elementos, hay indicios, hay comentarios de eso”, dijo en entrevista.

 

En un encuentro posterior, Vallejo Figueroa afirmó que al interior de su administración nadie se salvaría y que habría una investigación interna a fin de dilucidar si algún integrante de su gabinete pudiera estar colidido con grupos del narcotráfico. Tampoco ha sucedido.

 

Ayer y ante la escalada de violencia y la expansión de la violencia en Apatzingán, Antúnez, Mújica y Nueva Italia, el gobierno federal creó la figura de Comisionado para la seguridad y desarrollo integral de Michoacán. El cargo le fue conferido a Alfredo Castillo Cervantes.