GINEBRA. La comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció hoy el bloqueo por más de seis meses de la entrada de ayuda humanitaria en un campo de refugiados palestinos del sur de Damasco y advirtió de que la inanición de los civiles puede constituir un crimen de guerra.
El campo de Al Yarmuk, en el sur de la capital siria, fue tomado por los insurgentes a fines de 2012 y está cercado por las fuerzas gubernamentales desde julio del año pasado.
“Todos los intentos para entregar ayuda humanitaria se han visto frustrados, el último esta semana cuando un convoy de ayuda de la ONU no pudo entrar en Yarmuk -donde quedan unos 18 mil habitantes- por los combates alrededor”, denunció Pillay.
“La gravedad de la malnutrición y el número de personas que han muerto, directa o indirectamente por esta causa, no se conocen con certeza”, recalcó Pillay.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció esta semana que al menos 48 personas han muerto en el campamento por la falta de alimentos.
En Al Yarmuk escasean también los suministros médicos, el agua y se vive sin electricidad desde hace varios meses, todo ello debido a los continuos combates y ataques aéreos.
“Está claro que la situación en Yarmuk es ahora extremadamente desesperada y que los civiles están muriendo como consecuencia de esto”, agregó la comisionada.
Recordó que el derecho internacional exige que las partes de un conflicto permitan el libre paso de alimentos, ropa y suministros médicos destinados a los niños menores de quince años y a mujeres embarazadas o parturientas.
Asimismo, enfatizó que la inanición de la población civil como estrategia de guerra está prohibido por el derecho internacional, por lo que puede constituir un crimen de guerra.
Antes del inicio del conflicto sirio, en marzo de 2011, más de 150 mil refugiados palestinos residían en Yarmuk.
Las fuerzas gubernamentales justifican sus ataques al campamento por la infiltración de grupos armados opositores.