El padre Gregorio López, encargado de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Apatzingán, Michoacán, oficia misa provisto de un chaleco antibalas para protegerse de cualquier atentado.
Como lo informa Ansa.it, esta medida fue tomada por el párroco debido a las constantes amenazas del crimen organizado.
El sacerdote denunció que el martes pasado los líderes del cártel de Los Caballeros Templarios: Servando Gómez, alias “La Tuta”; Enrique Plancarte, alias “El Kike” y Nazario Moreno, alias “El Chayo”, comieron juntos y que incluso “el gobierno lo sabía”.
Por ello consideró que la estrategia de enviar policías a Apatzingán y el resto de Tierra Caliente es una farsa, porque, dijo, los policías federales reciben su nómina del crimen organizado y el gobierno lo sabe.
El sacerdote también aseguró que los lugares en donde se encuentran los líderes de los Templarios son públicos y conocidos, pero ningún elemento de seguridad intenta apresarlos argumentando no tener órdenes para ello.