El mexicano Edgar Tamayo Arias será ejecutado, conforme a la sentencia de pena capital que el estado de Texas, luego de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos negara la apelación presentada por su defensa esta tarde para aplazar la sentencia.
La abogada de Tamayo Arias, Sandra Babcock, indicó desde la cárcel de Huntsville, Texas, que no procedieron los recursos relacionados con la violación de los derechos consulares de su cliente ni sobre el presunto retraso mental del acusado.
“Hoy, Texas ha mostrado nuevamente su desprecio absoluto por el estado de derecho y los compromisos de los Estados Unidos por los tratados” internacionales, señaló Babcock.
Con la decisión del máximo tribunal, el proceso de aplicación de la pena capital procederá de manera inmediata.
“En su impulso por ejecutar al señor Tamayo, el gobernador y el procurador general voluntariamente ignoraron las promesas que hicieron a líderes de nuestra nación de que asegurarían la revisión de la violación de los derechos consulares del señor Tamayo”, señaló la defensora del mexicano.
“Este caso no sólo se trataba de un ciudadano mexicano condenado a muerte en Texas”, agregó.
“La ejecución del señor Tamayo viola los compromisos de los Estados Unidos por un tratado, amenaza los intereses de política exterior de la nación y socava la seguridad de todos los estadounidenses en el extranjero“, puntualizó.
Esta tarde, 15 minutos antes de las 18:00 horas, momento en que estaba prevista la ejecución, la defensa presentó su último recurso para pedir que el fallo del Caso Avena, que pide la revisión de las sentencias, procediera en la causa de Tamayo Arias, como indicó la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
A petición del preso, ninguno de sus familiares presenciará la ejecución, no obstante los que sí asistieron fueron diversos parientes del agente asesinado, entre ellos la madre, Gayle Gaddis, y otros familiares cercanos.
El funcionario explicó que, en las horas previas a la ejecución, Tamayo tuvo la oportunidad de tomarse fotos junto a su padre y sus hijas, a los que pidió “que mantuvieran la calma y estuvieran tranquilos”.
En sus últimas horas, Tamayo no pidió ningún menú especial y comió los platillos que estaban disponibles en la prisión: costillas de puerco, arroz, verduras, maíz, café y té.