NUEVA YORK. El multimillonario estadunidense Bill Gates vaticinó que para 2035 apenas habrá países pobres en todo el mundo, una predicción basada en los progresos favorables en la lucha contra la pobreza extrema que se han logrado en las últimas décadas.
El filántropo considera, en una entrevista con EFE, que ese objetivo es “absolutamente” factible, y señala especialmente el progreso en Latinoamérica, donde cree que en dos décadas puede no haber países pobres, con la sola posible excepción de Haití.
Gates detalla su audaz vaticinio en carta anual de la Fundación Bill y Melinda Gates, divulgada el martes, y que intenta desactivar tres mitos muy comunes sobre la ayuda al desarrollo: que los países pobres están condenados a seguir siéndolo; que esa ayuda se desperdicia en mala gestión y corrupción, y que salvar vidas en los países más pobres genera un exceso de población.
En el documento, Gates rechaza con argumentos y hechos todos esos mitos y afirma por el contrario que “el mundo está mejorando”, aunque “a cámara lenta”, ya que la imagen mundial de la pobreza “ha cambiado completamente durante el transcurso de mi vida”.
Recuerda que la pobreza extrema ha pasado en pocas décadas del 35 por ciento al 15 por ciento de la población mundial, por lo que dice que “es más importante que nunca medir los resultados y explicar las buenas noticias”.
Por ello, Gates se atreve a hacer la atrevida predicción de que “para 2035 casi no habrá países pobres en el mundo”, según dice en la carta, y afirma en la entrevista que el progreso del mundo hace que “el tiempo está de nuestra parte”, ya que “hemos visto qué cosas funcionan y cuáles no funcionan”.
Gates destaca el ejemplo de Latinoamérica, donde países como México y Brasil se consideran ya “de ingresos medios” incluso si “todavía queda trabajo por hacer” en la lucha contra la pobreza.
Por ello, considera que países considerados ahora de bajos ingresos, como Bolivia, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, podrían estar para 2035 en los niveles actuales de México o Brasil.
“Me asombraría si para 2035 hubiera algún país de nuestro hemisferio, con la posible excepción de Haití, que no esté fuera de la categoría de bajos ingresos”, afirmó.
Bill Gates reconoce que sacar a miles de millones de personas de la pobreza en todo el mundo aumenta el consumo de energía y el riesgo del cambio climático, al que considera “uno de los problemas del éxito”, como el aumento de la obesidad.
Sin embargo, resalta que la mayor responsabilidad de las emisiones de efecto invernadero reside aún en los países más ricos, aunque considera que se puede seguir luchando “en paralelo” contra la pobreza y contra el cambio climático.
En todo caso, dejó claro que “los más pobres de todo el mundo merecen las cosas que nosotros no valoramos”, como tener electricidad o un refrigerador, “así que debemos darles energía sin CO2”.
Gates, el hombre más rico del mundo, con una fortuna valorada en 78 mil 500 millones de dólares a fecha del 31 de diciembre por el índice Bloomberg de multimillonarios, reconoció que el principal objetivo de la carta es lograr que los Gobiernos mantengan o aumenten los niveles de ayuda al desarrollo, ya que la filantropía privada “no puede llenar los huecos”.
Preguntado sobre el informe de la ONG Oxfam divulgó este lunes acerca del aumento de las desigualdades económicas en todo el mundo y la concentración de la riqueza en cada vez menos manos, Gates apuntó que eso no implica que esté aumentando el número de pobres en el mundo.
Al contrario, afirma que al no haber una cantidad limitada de dinero a nivel global, si la educación mejora o los niños tienen mejor nutrición, “el volumen de la riqueza mundial aumenta y todo el mundo se beneficia de ello”.
Sin preguntarle, dice que su fortuna personal se destina “a ayudar a los pobres. Está temporalmente en mi cuenta bancaria, no la consumo”.
“El consumo es lo que debemos mirar. Hay más gente que puede comprar teléfonos móviles o lo suficiente para comer, o un refrigerador. El progreso es fenomenal, no ha acabado, pero es fenomenal”, insiste.
A nivel más personal, Gates, de 58 años y que desde 2008 ya no ejerce funciones ejecutivas en Microsoft para dedicarse por entero a la fundación, afirma sentirse “una persona muy afortunada” por haber podido tener “dos de los mejores trabajos del mundo”.
Recuerda su labor como cofundador e impulsor de Microsoft como “probablemente el mejor del mundo”, ya que le permitió dar forma a la revolución informática que ha cambiado el mundo en las últimas décadas.
Lo mismo piensa de su labor actual en la fundación, que le valió en 2006 el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, que “es de lo más divertido”, ya que “tiene impacto” y “hemos salvado muchas vidas”.
“Es lo que voy a hacer durante el resto de mi vida y no podría disfrutarlo más”, concluye.