Palabras calientes, números fríos. Y es que no hay duda de que Peyton Manning podrá ostentar cualquier cantidad de récords en esta temporada en la NFL: yardas ganadas, pases completos en un partido, pases para anotación, pero aún no gana el que debe ponerlo entre los más grandes quarterbacks de la historia o lo dejará ahí, como un muy bueno pero al que le daba frío.

 

A Manning le cuesta mucho sobreponerse en los partidos en que la temperatura está por debajo de los cero grados centígrados, tal como se espera se juegue el próximo Super Bowl que se jugará en Nueva York ante los Halcones Marinos de Seattle.

 

Así lo dicen los números. Mucho se habló del tema previo a la semana 14 de la NFL. Días antes a la visita de los Broncos a Tennessee, se preveía un día difícil para Denver (que dos semanas atrás había mordido la nieve ante los Pats, en la fría casa de Brady). Pero no, Broncos terminó venciendo a los Titanes por paliza de 51-28 en un partido apoteósico para Manning, quien lanzó 39 pases completos, un nuevo récord para los Broncos, además de que no fue interceptado, todo en un duelo que se jugó a menos siete grados bajo cero.

 

Por eso sus palabras un día después de aquella victoria arrojaron un tanto de la frustración por considerarle débil en un clima tan extremo: “Todo lo que se ha escrito pueden ponerlo donde el sol no da”.

 

Nadie quita mérito al triunfo de Manning en el frío de Tennessee, pero no hace daño ponerlo en perspectiva: a diferencia del juego que perdieron ante los Pats (que terminó como número dos de la Conferencia Americana), los Titanes ni siquiera se acercaron a la Postemporada, por el contrario, quedaron con marca de cuatro juegos ganados y 12 perdidos.

 

Los números son fríos para ambos lados de la balanza, y, cierto, ayudaron a mejorar el récord de Manning en juegos con temperaturas bajo cero, para dejarlo en seis ganados y ocho perdidos, casi parejos dirán aquellos fanáticos que suplican por ver a Manning levantar el trofeo Lombardi por segunda ocasión en su carrera.

 

Pero los numeritos también avisan que en Postemporada, el mariscal de campo de los Broncos de Denver ha jugado cuatro partidos en esas condiciones climáticas y ahí su récord es de menos cuatro: cuatro perdidos.

 

Es entonces cuando Nueva York, con todo y la nevada de ayer, y los nueve o 10 grados bajo cero de temperatura que se estima habrá para el próximo 2 de febrero, se convierten en una vieja pesadilla, maldición, karma o como se prefiera llamar a lo que persigue a Manning.

 

Vaya ironía, Peyton está haciendo la mejor campaña de su carrera quizá un poco acicateado por el hecho de que su anterior equipo, Indianápolis ya no confió en él a sus 37 años. Y justo ahora se presenta el primer Super Bowl en Nueva York, con estadio descubierto y el clima que más le hace daño.

 

Bajo cero viene la la baja: su efectividad de pases completos, que promedia sobre el 63 por ciento, se reduce al 56.4, lo que ha provocado que en esas condiciones sume 22 pases de anotación a cambio de 25 intercepciones.

 

Para rematar, sus juegos de Postemporada en estas temperaturas son un dasastre, baste recordar el de 2003, ante los Jets. Cayó 41-0, ¿dónde? en Nueva Jersey. La historia siguió contra los Pats en 2004, cuando perdió 24-14, y la dosis se repitió en 2009 al caer 20-3; para terminar con la final de la Conferencia Americana que perdió en 2012 ante los Cuervos en Baltimore.

 

“Todo lo escrito se puede poner donde el sol no da”, dice Manning, y el destino lo ha puesto a prueba para confirmar que la suya es una historia de grandeza o simplemente le dio frío.